De la boca de un hijo de Dios, no debe brotar un lenguaje negativo y de temor. De nuestra boca, debe brotar ESPERANZA. Tenemos la responsabilidad de alumbrar y llevar un mensaje de amor, salvación y de fé, en medio de la desesperación, la angustia y la desesperanza de muchas personas que un día se decepcionaron o sienten que Dios les falló. Tenemos que fijar nuestra mirada en el Señor más que nunca. Dios tiene el control de todas las cosas, sean buenas o malas que nos acontezcan. Abraham el Padre de la fe, creyó en esperanza contra esperanza y por esa razón, fue justificado. Inspiremonos en su ejemplo y pase lo que pase o venga lo que venga, que nuestras actitudes, pensamientos y decisiones agraden a Dios. Tenemos que seguir siendo antorchas encendidas en medio de éste difícil tiempo que el mundo está viviendo. La expectativa de nuestro corazón, se centrará en Jesús y sólo él suplirá a nuestras necesidades emocionales, físicas y espirituales. Sólo el Señor tiene las respuestas a tus preguntas.
El poder vivificador se cumplió en Abraham mientras él creía. El poder era evidente natural y espiritualmente. Su vida nos ayuda a entender la naturaleza de la fe. La forma en que fue concebido Isaac su hijo, fue un milagro y esto no significa que Abraham no haya hecho nada. Él y Sara tuvieron relaciones sexuales y confiaron en que Dios obraría lo sobrenatural. Esto demuestra, que la fe no significa no hacer nada, sino hacer todo con confianza y dependencia en Dios. La obediencia es la fe en acción. Debemos caminar con la fe con la que caminó Abraham. No fue una fe quieta y achantada, sino que, tomó pasos y también creyó. La fe sin obras es una fe muerta.
“El sentido corrige a la imaginación, la razón corrige al sentido, pero la fe corrige a ambas. No será, dice el sentido; No puede ser, dice la razón; Puede ser y será, dice la fe, pues yo tengo una promesa para ello”
Trapp
Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos y feliz fin de semana.
Pr. José Ángel Castilla
El cansancio, el dolor, la decepción hacen que las fuerzas menguen pero no podemos darnos el lujo de perder la fe. En ello perderíamos todo.
Buenas tardes Pastor José Ángel.
Que gran artículo. Eso es tener FE!
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”
El Señor continúe bendiciéndolo.