Tus palabras tienen PODER

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Hace muchos años fui transformado por un libro que estudiaba el capítulo 3 de la carta del apóstol Santiago y trataba acerca del poder de la lengua y la fuerza de las palabras. Ese libro aportó a cambiar mi negativa, pesimista e informal forma de hablar, ya que me fue revelado que: MI BOCA ERA UNA FUENTE DE PODER. Me volví entonces mucho más cuidadoso con lo que decía, sea bueno o malo. Dios creó todo lo que vemos por una palabra. Nosotros también creamos o destruimos con las nuestras. Mientras no entendamos eso, seremos motores de destrucción y maldición por lo que emitimos por nuestra boca.

Por ignorancia desconocemos que el reino de las tinieblas escucha y sabe lo que decimos. Hay tanta fuerza creadora y destructiva en nuestra lengua, que debemos cuidar lo que sale de la misma. Santiago la describe como una LLAMA DE FUEGO que corrompe y enciende un bosque entero. Una palabra de chisme y de mentira, es un cerillo encendido que lleva fuego de maldad y hace mucho daño a personas y organizaciones. Detrás de un chisme, se esconde Satán. El chismoso es un instrumento del Diablo para dañar a otros. ¡No te prestes para eso!

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Hay personas que le dejan de hablar a otras por chismes, se dañan relaciones sólidas por lo mismo. Al chismoso hay que evitarlo. Tenerlo a metros, tener cuidado de lo que se dice cerca a ellos. De manera personal los evito. ¡No los quiero entre mis amigos¡ ¡No puedes confiar en ellos! Cuando me toca estar en lugares en donde escucho chismes o una conversación que no edifica, me aislo, me silencio y evito comentar o secundar comentarios destructivos. Prefiero pasar por tímido e introvertido que socialmente prestarme para hablar mal de los demás.

Ese que te sonríe y promete ser leal, pero le oyes hablar mal de alguien, mañana hablará mal también de ti. Siempre pasaremos momentos difíciles y malos ratos por las lenguas sucias y mentirosas de personas que un día estuvieron cerca tuyo. Su carácter no formado e inmadurez, los llevó a disfrutar comentar del mal momento que vivías, con las respectivas exageraciones y mentiras sobre ti. Por ello les tocó salir por la puerta de atrás de tu vida.

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Nunca disfrutes de hablar mal de nadie. No repitas lo que no te consta, si hablan mal de alguien que tu conoces bien, no lo creas y reprende esas lenguas dañinas. Ora a Dios y en el momento sabio aborda a esa persona víctima de malas lenguas y apóyala. Valoro levanten mis brazos en un momento así. ¿Te gustaría que lo hicieran contigo? Cuidado con lo que profieres. Hay poder en tu hablar. Te bendigo, recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final. Abrazo fraterno.

Pr. José Ángel Castilla

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