Un mesero en un restaurante o un mayordomo entrenado, para ofrecer un servicio de excelencia, está atento a la indicación que un comensal o quien le contrata para ser atendido le pueda dar. Si tan sólo con una mirada o gesto, se puede pedir, aprobar o desaprobar algo, así mismo debemos ESPERAR la guianza divina para cualquier decisión difícil que tengamos que tomar. El salmista de parte del Señor, nos recuerda que él NOS HARÁ ENTENDER Y NOS MOSTRARÁ EL CAMINO POR EL QUE DEBEMOS TRANSITAR. Los ojos del Señor, nos están mirando. Esos OJOS ESTÁN FIJOS SOBRE CADA UNO. Si prestas atención a su mirada, sabrás qué hacer en el turbio y difícil momento cuando nos sentimos confundidos. ¿Qué haces comúnmente si te sientes confundido?
Más adelante David nos aconseja a no ser como el caballo o como el mulo, que carecen de total entendimento. Para poder ser guiados necesitan, primero deben ser sujetados con cabestro y freno, de otra manera no se mueven de su lugar. El contexto de éste pasaje de hoy, es el pecado no confesado por parte de un hombre que se había enfriado en su relación con Dios. Es una bendición regresar a los brazos de amor de nuestro Padre celestial. Así como David se sintió libre luego de confesar su grave pecado de adulterio y sentirse amado y perdonado por aquel que lo escogió como rey al servicio de su pueblo. Dios promete guiar a aquellos que lo buscan diligentemente y se enfocan en Él.
Ora en éste instante, clama sabiduría al Señor y déjate guiar por la mirada que te observa, te cuida y desea lo MEJOR PARA TI. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Deja tu comentario al final del blog y comparte el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla