Los gritos ahogan las palabras y es una pésima forma de comunicarnos con los demás. Cuando los padres gritan, se genera un impacto directo y negativo en nuestros hijos. Si gritamos, ellos lo harán también. Por neuronas espejo van a tender a imitarnos. Estas neuronas, se activan cuando realizamos una acción y observamos a alguien haciéndola. Vamos a provocar en ellos una baja autoestima y dificultad para gestionar su propia ira, sobre todo, si nuestra relación con ellos ha sido a través de los gritos.
No es lo mismo el grito ocasional, al grito continuado. No usemos más la agresividad verbal y el miedo, como forma de resolver los problemas. Los gritos generan estrés, ansiedad e incluso, depresión y traumas. Pueden también, generarse efectos a largo plazo y muy graves, que nos hacen desconectarnos con nuestros hijos y hace que se enfríe nuestra relación con ellos. Nuestro entorno, no tiene por qué enterarse de todo lo que tú no hemos podido resolver.
A veces culpamos a otros de nuestras malas actitudes y decimos: ELLA O ÉL, saca lo PEOR DE MI. Ya eres así, nadie te saca lo malo, seamos adultos y seamos responsables con nuestras decisiones y reacciones. Éste año 2024, trabajemos fuertemente en la unidad de la familia y seamos intencionales en mantener la unidad de la familia. La desunión tarde que temprano, logrará que EL HOGAR SE DERRUMBE y se vuelva TOXICO. Renuncia a la hostilidad. Que vuelva la risa, deja a un lado la ira reprimida, cuida tus palabras y comunícate con tu familia, con consideración y respeto.
¿Es agradable convivir contigo? Mírate a un espejo y responde. Hay lugares donde no queremos llegar por lo tóxicos que son, casas donde abundan los gritos, los malentendidos y de deshonra a las autoridades.
Aprende a afirmar y a valorar a tú familia, su forma de pensar y de actuar. Pide a Dios sabiduría, cuando tengas que hacer una corrección. Se amado lector, el hogar donde tú familia desee llegar siempre, vivan lejos o cerca.
¿Qué hemos perdido como familia?
¿Que cosas hacíamos que dejaron de hacerse?
Soluciona el ambiente toxico de abuso y manipulación y busca ayuda, si llegaste al extremo de utilizar la violencia con tu cónyuge o tus hijos. Los gritos son anormales, no los normalices. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comparte con tus amigos y familiares el link de éste pasaje. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla