Leer el título de éste artículo, te hace recordar alguna situación en la que alguien te dijo: ¡No te hagas la víctima! Es que victimizarse, es la posición más fácil dentro de una situación de conflicto, que nunca nos hará CRECER ni MADURAR, sino que nos llevará a vernos y hacernos los “pobrecitos” toda la vida. La persona victimizada manipula con su actitud de falsa humildad, por las tantas situaciones que ha vivido en su vida y sólo quiere ser reconocida por eso. Ama la conmiseración, piensa todo el tiempo en el daño que le causaron y es su único tema de conversación. ¿Qué te pasó en la vida, que te lleva a victimizarte? ¿A quien culpas de las cosas que te han ocurrido? Te invito a ponerte a cuentas con el Señor.
¿Será que fueron palabras muy fuertes y ofensivas, las que oíste de alguien muy amado por ti? O ¿Quedaste en descrédito por calumnias que te lanzaron? , ¿Te despidieron injustamente de tu trabajo?, ¿Te pidieron el divorcio, te tocó enfrentar una batalla contra una enfermedad a ti o algún familiar cercano?, ¿Estás endeudado, te quedaste sólo y sientes que no cuentas con nadie?, ¿Te deben dinero que no te han pagado?
Nombra tu circunstancia: ____________________________________
¿Qué aprendes de lo que te ocurrió? ¿Creciste emocional y espiritualmente a través de esa dura prueba o crisis? ¿Sigues luchando con pensamientos negativos hacia las personas que te dañaron? ¿No los has perdonado? ¿Sientes que lo que te pasó te estancó? Detrás de una herida producida, queda una CONSECUENCIA o pecado que hoy cometemos y con lo que luchamos. El foco a concentrarte, es sanar la herida, perdonando, pero también renunciando a lo que ella produjo. Esta mujer del pasaje de Lucas de hoy, no cesaba de besar los pies del Señor, porque había recibido perdón, amor y había sido restaurada. ¿Por qué tú y yo no hacemos lo mismo? Dios no tuvo asco para limpiarnos de nuestras inmundicias. QUE TU CORAZÓN REBOSE EN MISERICORDIA Y COMPASIÓN POR LOS DEMÁS.
Tienes una responsabilidad delante del Señor, si tomas la resolución de no perdonar y sigues quejándote como el pobrecito de la historia o asumes el rol de una persona madura, que a pesar de que te dañaron, te levantas y asumes tu responsabilidad en la crisis. Recuerda siempre, lo que hizo la mujer adúltera. Se sintió amada, perdonada y restaurada por Jesús. Por eso PERDONÓ, porque quien mucho ha sido perdonado perdona y quién mucho ha sido amado mucho amará. Levántate de las situaciones de conmiseración en las que te sumiste y Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog, y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Reenvía a tus amigos y familiares, el link de este mensaje. Deja tu comentario al final del blog. Bendiciones para todos.
Pr. José Ángel Castilla