Abre tus manos

Una mañana me desperté con una inquietud en mi corazón y ABRÍ MIS MANOS. En ese instante le pedí al Señor, que pusiera en ellas los recursos completos, para que mi hija pudiera regresar durante la temporada de receso escolar, del College donde actualmente estudia en los Estados Unidos. Los planes indicaban que estaría de enero a diciembre y así me presupuesté, pero al ver que lo planeado cambió, oré al Señor por espacio de quince días, pidiendo dirección y ayuda para gestionar la compra de tiquetes, dado su alto costo debido a la temporada de vacaciones. 18 horas después de haber abierto mis manos y pedirle a Dios, que las llenara con la totalidad de los recursos, recibo un mensaje a través de WhatsApp, de alguien que me escribió: “El Espíritu Santo me ha inquietado con usted y tengo una pregunta que hacerle de Su parte,  ¿Usted está necesitando recursos para un tiquete?” Luego de contestarle con un Sí, la respuesta de esa persona que llevaba quince días con inquietud acerca de mí, fue: “Cuente con eso”.

Cuando Dios va a hacer un milagro en tú vida no tienes que contarle a nadie lo que necesitas, porque el Dios que escucha tus oraciones, te recompensará públicamente. Sólo necesitamos clamar en intimidad a nuestro Padre eterno y SIEMPRE ÉL HARÁ. Recuerdo aquella noche, antes de recibir el mensaje con la respuesta a mi oración, haberle dicho a dos personas, que mi hija regresaría. ” Dios lo hizo y lo hará otra vez”, les afirmé. Y así sucedió, El ha suplido y ha sido fiel en nuestras vidas como familia. Hoy con éste testimonio, levanto la fe de todos aquellos, que esperan por un MILAGRO EXTRAORDINARIO Y SORPRENDENTE. No se trata de cuánto ores, ni a quien conozcas, se trata de soltar tus cargas, creer y confiar tus necesidades, a AQUEL QUE MURIÓ EN UN MADERO POR AMOR Y HOY DÍA SIGUE OBRANDO MILAGROS. Deja en los comentarios esa necesidad APREMIANTE por la que quieras que ore e interceda por ti, amado lector. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo.

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Pr. José Ángel Castilla