Resolviendo problemas

Cuando alguien tiene por hábito escuchar y caminar con Dios, se vuelve una buena influencia. Esa persona es digna de ser oída, su autoridad es indiscutible y será un asesor y buen consejero en momentos difíciles. Eso pasó con Moisés y el pueblo. Se sentaba a oír los conflictos de la gente, pese a que eran tantos y que terminaba cargado y fatigado de tanto escuchar, mediar y ser juez para ellos.

Si estuviéramos atentos a las indicaciones de Dios errariamos menos en el blanco. Muchos de nuestros tropiezos son por momentos en los que cruzamos la línea invisible del límite de Dios, para satisfacer nuestros caprichos, terquedades y las concupiscencias del corazón. Necesitamos aprender a escuchar y prestar atenta nota a los buenos consejos dados por los hombres de Dios. No los menospreciemos nunca.

No me hubiera gustado estar en los zapatos de este hombre lidiando con la inmadurez de un pueblo tan numeroso, ingrato y quejumbroso. Dios ha desarrollado mi paciencia oyendo conflictos y situaciones difíciles de otros, pero también he crecido, a través de las vivencias personales. No tengas miedo pedirle a Dios que te haga paciente.

Resolver problemas es parte de la vida. Quizás hoy te toque enfrentar una situación en la que necesites fe, paciencia y tengas que escuchar a otros contarte sus conflictos personales. Que la unción del Señor repose sobre ti en este día y camines en victoria. Recuerda que Dios no ha terminado contigo.

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Abrazo fraterno.

Pr. José Ángel Castilla