¿Qué te falta para ser feliz?

Hace poco tiempo leí un libro escrito e ilustrado por Shel Silverstein llamado: LA PARTE QUE FALTA. Narra la historia de un personaje, que tenía la forma de un círculo al que le faltaba un pedazo. Esa pieza faltante, hacia las veces de una boca y todo el tiempo ese círculo incompleto, se quejaba diciendo que le faltaba algo y por esa razón no era feliz. Un buen día emprendió la aventura de salir a buscar la parte que le faltaba. Mientras rodaba, el incompleto círculo, cantaba el coro de una
canción que decía: “Busco la parte que me falta, allá voy buscando la parte que me falta”. En medio de su travesía, experimentó calor, frío. Atravesó montañas, océanos, selvas y pantanos. Pero como le faltaba una parte, no podía rodar muy rápido. En el camino el círculo conoció a muchos personajes: un gusano, una flor, un escarabajo y una mariposa. Disfrutaba compartir con ellos, pero siempre seguía su camino en búsqueda de lo que le hacía falta.
Muchas veces encontró partes que aparentemente encajarían en el espacio triangular que le faltaba, pero veía que no era exactamente la parte que buscaba y necesitaba.

Buscando y buscando el inconforme círculo, experimentó frustraciones, depresiones y golpes duros hasta que por fin encontró la pieza faltante y ahora, sí podía ser feliz. Descubrió que encajó perfecto en el espacio vacío, pero ahora ya no podía hacer las mismas cosas que antes hacia como disfrutar de la compañía de los amigos con los que podía hablar y que disfrutaban también de él y le querían tal cual como era. Al leer ésta historia amado lector, me hice tantas preguntas respecto a esas búsquedas incansables de cosas para llenar los vacíos de la vida y no valoramos el diseño de Dios en nosotros. Somos su hechura y estamos en ésta tierra para caminar en su voluntad perfecta y conforme a Su propósito eterno. No sigas buscando piezas faltantes que te hagan desvalorar lo que Cristo ya llenó en tú corazón.

Nada más que él te hará feliz y completo. Valora los regalos que Dios te ha dado: Familia, lugar donde trabajas, la iglesia a la que asistes y el líder espiritual que tienes. Toma un momento al terminar de leer éste blog y agradece a Dios por todas las bendiciones recibidas. La mayor de todas fue dada en la cruz del calvario. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Deja tu comentario al final del blog y comparte con tus amigos y familiares el link de éste mensaje. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla