En el monte Sinaí, la presencia poderosa y manifiesta de Dios se mostró, mientras el pueblo se consagró para El y adoró. Mientras el cuerno de carnero se escuchaba, hablaban Dios y Moisés. Esto debió ser algo tan maravilloso, definitivamente un encuentro sin igual. Muy díficil y no lo digo porque Dios audiblemente, no nos hable en éste tiempo. El hecho de que el Señor no se muestre tangiblemente a nuestros sentidos, no lo minimiza como Dios hoy y no limita su poder y lo grande de lo que puede hacer a favor de nosotros sus hijos. Dios sigue hablando con voz de trueno para responder a tu clamor y también para dirigirte. Su Espíritu Santo es real y es esa persona hermosa, que nos conduce a toda la verdad, en aquellas cosas que no podemos entender. Hay momentos donde sentimos a Dios hacer ruido, porque quiere manifestarse y mostrarse poderoso. Otras veces podremos sentir su murmullo, su silencio, su quietud. Instantes donde debemos reposar.
Sean unos u otros los momentos, Él es el mismo y poderoso Dios de hoy. El mismo que visitó el monte Sinaí, el mismo de ayer, hoy y por los siglos. Prepara tus ojos para ver y tus oídos para escuchar lo que Dios quiere hacer y decirte en este día. Un mover sobrenatural vendrá sobre tu vida y la de tu familia. ¿Estás listo para ver a un Dios poderoso? Recuerda que el Señor poderoso, no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos y feliz fin de semana.
Pr. José Ángel Castilla