Cuando Dios opera y se mueve a nuestro favor, tenemos que compartirlo. No podemos callarlo, necesitamos testificarlo. Esos testimonios serán armas salvíficas para alcanzar a quien aún flaquea en su fe o carece de toda relación con el Señor.
Somos agentes y portadores de buenas noticias y detrás de cada hecho de Dios en nosotros, hay un propósito que quiere lograr para bendecirnos como buen Padre, pero también que otros vean su poder en nosotros.
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El suegro de Moisés llega de visita y este último, no podía callar frente a todo lo que Dios había hecho. Un faraón derrotado, un ejército que pereció en el mar rojo, muros de aguas a lado y lado del pueblo marchante con puños arriba y pies secos. Esa gran victoria fue el testimonio que compartió Moisés.
Piensa por un momento en alguien a quien puedas compartir en este día de tu gratitud y amor al Señor. Esas palabras traerán refrigerio y esperanza a algún corazón sediento de las aguas del Señor. Recuerda que Dios te ama y no ha terminado contigo.
Te bendigo. Comparte este articulo con tu familia y amigos. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo post. Deja tu comentario y no te quedes callado, alguien necesita escucharte.
Abrazo fraterno.
Pr. José Ángel Castilla
A en bendiciones así es misericordia y amor