Morir diariamente

Nuestro Señor Jesucristo, fue levantado de entre los muertos y nos entregó salvación y vida eterna. Éste regalo que recibimos por gracia, a través de la fe en Cristo. El asunto no queda sólo allí. Hay personas que aún discuten si la salvación conquistada para nosotros en la cruz del calvario, se pierde o no. Pues nadie quiere ir a una eternidad incierta y morir eternamente. Entonces debemos guardarnos y guardar esa salvación. El apóstol Pablo, habla de la demostración de los resultados de la salvación, obedeciendo. ¿Qué tanto te cuesta obedecer? Quién diga que es fácil, miente. Es un proceso de morir a nuestros deseos carnales y concupiscencias, para hacer lo que a Dios le agrada, conforme a su Palabra. Por ello tenemos que trabajar de continuo en un arrepentimiento genuino frente al pecado y los deseos de la carne, para adorar a Dios, con nuestros actos y pensamientos.

El Señor nos da la fuerza para hacer tanto el querer como el hacer. Que sea una consigna en nuestra vida que nos lleve a reflexionar y proclamar una vez más: “Dios pone en mi tanto el querer como el hacer”, de esa manera tienes presente que Él te dio la autoridad frente al Diablo por la victoria ya conquistada en la cruz. Procura caminar cada día con el deseo de agradar a Dios y no a los hombres. Fruto de esa consagración, verás una poderosa recompensa de parte del Señor a tu vida. Muere al pecado y crucifica tu carne y deseos malsanos. Mañana vuelve y muere a lo mismo. Hacer de la crucifixión, un estilo de vida. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Feliz inicio de semana Santa. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno.

Pr. José Ángel Castilla

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