Jireh (El Señor proveerá)

El padre de la fe y patriarca mencionado en el libro de Génesis, se llamó Abraham. Fue un hombre obediente y muy especial, que amó al Señor y que luego de que él y su esposa Sara no podían tener hijos, Dios se glorificó en ambos, para en su vejez, dar a luz a uno, al que llamaron: Isaac. La fe del patriarca fue probada cuando luego de pasados los años, Dios le pide que le entregue en sacrificio en el monte Moriah al mismo hijo que años atrás le había prometido dar. ¡Qué paradójico esto! ¡Es muy difícil entregar y sacrificar lo que tanto amamos! ¡Qué duro y cómo se nos arruga el corazón, el sólo hecho de pensar, en la decisión que a éste hombre le tocó tomar! Abraham le demostró a Dios que era obediente. ¿Qué hubieses hecho tú? Esta historia me ministra el corazón, porque me lleva a recordar las luchas históricas que he vivido, por entregar y soltar las cosas que he amado con todo el corazón, como un doloroso sacrificio de amor. Amar implica eso: Entregar, sacrificar, callar, soltar sin protestar y obedecer. De lo contrario, nuestro amor sería egoísta y controlador.

El padre nos dio la mayor muestra de amor, entregando a su hijo en una cruz, para darnos salvación eterna. Dios sí que sabe sacrificar y soltar. La resolución de Abraham, fue obedecer. No me quiero imaginar lo que sentía su corazón, cuando el niño Isaac le preguntó: \”Papi, ¿En dónde está el cordero del sacrificio, con el que adoraremos a Dios? El niño no sabía, que él era el\” cordero\” a sacrificar. La fe de Abraham fue tan grande, que expresó a sus siervos, que el niño y él adorarían en el monte y regresarían otra vez. Esa palabra profética se cumplió, porque al momento de sacrificar a su hijo, un ángel lo detiene y le dice que ya Dios había visto la intención de su corazón. El Señor finalmente proveyó el cordero enredado en un zarzal, con el que Abraham presentaría su sacrificio. Por eso llamó a aquel lugar: Jehová-Jireh, que significa: «El Señor proveerá» Jesús dijo: que Él era el pan de vida y que todo aquel que fuera a Él, hallaría provisión (Juan 6:35).

Dios proveyó redención para todos los hombres y lo sucedido con Abraham en el monte Moriah, nos enseña que su poder es tan grande que también puede suplir a todas nuestras necesidades. ¿Qué necesitas hoy y qué estás dispuesto a entregar por amor y obediencia a Dios? Jehová Jireh puede proveer para ti, cualquier cosa que necesites. Nunca olvides que Jesús es suficiente y que después de su sacrificio de amor, puede suplir todo a nuestras vidas, conforme a sus riquezas en Gloria. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación a tu correo electrónico, cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de esta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog.

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Pr. José Ángel Castilla