Fidelidad infinita

Cada año en que mis ojos ven crecer a mi hija, el Señor me recuerda que mi vida y corazón, han caminado tras sus pasos y el ejercicio de servicio como pastor. No puedo dudar de la bondad y fidelidad de Dios. Hacerlo será la mentira más grande, que pueda creerle, al enemigo de nuestras almas. No permitas amado lector, que el Diablo instale en tu mente pensamientos contrarios a lo que la Biblia dice acerca de Dios y de ti. ¡Esos pensamientos debes reprenderlos en el nombre de Jesús! El Señor es bueno y fiel, medita por un momento en cada instante en donde su bondad y fidelidad infinita se manifestaron a tu favor. Ayer experimenté una montaña rusa de emociones, cuando vi a mi hija ingresar al evento de consagración de los seniors de su colegio. Ver que tanto ella como sus compañeros, dejaron de ser niños, todos los padres allí presentes, podíamos respirar el mismo sentimiento. Una frase retumbó en mi corazón y fue: DIOS HA SIDO BUENO Y FIEL. En medio de luchas, situaciones familiares y desafíos económicos, tengo que reconocer que: LA PODEROSA MANO DE DIOS, ha sido mi sostén como padre proveedor. Me he empeñado en no creer algo diferente a ésto, DIOS SE MOVERÁ A NUESTRO FAVOR.

¿En dónde encontraremos a alguien más poderoso y fiel que Dios? Ser fiel es ser confiable, firme e incondicional. La Biblia habla de esta clase de fidelidad, como un atributo de Dios, una cualidad que algunos tienen y otros no, y como un don del Espíritu Santo. Dios es fiel y cuando dice que hará algo, lo cumplirá aunque parezca imposible. Si dice que algo va a ocurrir, ocurre. Él no ha dejado de cumplir ni una sola de sus promesas, porque él es eternamente confiable, firme e inquebrantable. Su fidelidad es uno de sus atributos naturales, ya que no tiene que esforzarse por ser fiel; porque ya lo es. La expectativa con la que oro cada día, es ver Su infinita fidelidad. Los hijos de Dios somos entrenados en la espera. A veces Dios se tarda a propósito, porque hay lecciones pendientes que sus hijos necesitan aprender. Hay instantes en los que quisiéramos oprimir un botón que encienda los milagros y obviar la búsqueda de Dios en oración, la meditación de Su Palabra y ser formados mientras esperamos. Sólo queremos ser satisfechos en lo que pedimos, pero sin formación del carácter.

Abre tus ojos y mira al cielo con la esperanza de que el socorro, la pronta respuesta a lo que clamas y pides con fe, será un hecho. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla