El odio quedó atrás

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Me caracterizó ser un adolescente gris, poco sociable y muy tímido. Mis amigos eran muy pocos y tenía mucha amargura en el corazón. Así como crecía y me hacía adulto, así mismo crecía mi inconformidad con Dios, con la gente y en especial con mi padre a quien culpaba de todo lo malo que me ocurría. Desde pequeño vi peleas y fuertes discusiones entre mis padres, que pronosticó lo que tarde que temprano ocurriría: su separación y de paso que el hogar se destruyera.

La impotencia y el dolor no se hicieron esperar. Llené mi corazón de rabia, falta de perdón, odio hacia mi padre y todo lo que me relacionara con él. Reconozco que pasaron años en los que no le dirigía la palabra y no deseaba verlo. Cuando cumpli 20 años tuve un encuentro personal con el Señor. Pude ver y experimentar la paternidad de Dios, su cuidado y su tierno amor hacia mí. Mi vida cobró una nueva identidad como hijo, hasta ese momento desconocida para mí.

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El Señor lo primero que me muestra es la nula y pobre relación que tenía con mi papá y luego me pide amarlo y perdonarlo. Recuerdo como miembros de mi familia, me recordaban el pasado y los errores cometidos por él, su abandono y maltrato hacia mi madre. Siempre mi respuesta hacia ellos fue: Dios me pidió amarlo y es mi padre, aunque algunos no les guste. Entendí en ese instante, que Dios escogió amarnos no por ser perfectos y nunca fallarle, sino todo lo contrario. Nos amó primero aún siendo pecadores.

Ver a mi padre como Dios me veía, me facilitó perdonarlo y tenerle misericordia. Hoy te comparto este pequeño testimonio de mi vida para invitarte a un evento inolvidable, si vives en Barranquilla Colombia y desearías realizar un encuentro personal con Dios en nuestra iglesia CBI. Ingresa a www.cbint.org y realiza la donación respectiva. Cualquier inquietud escríbeme a direccionghm@cbint.org.

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Pr. José Ángel Castilla

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