Desgracias ajenas

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El Señor quita y pone reyes, nos da la vida y nos la quita. Por eso nunca debemos alegrarnos con la desgracia de nadie. Todos tenemos momentos buenos y malos, acertados y errados. Coloquialmente hay personas que cuando ven en un mal momento a aquellos que les hicieron daño, dicen que no se alegran pero sienten un \”fresquito\”. Todo eso habla del mal deseo de nuestro corrupto y engañoso corazón.

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Este pasaje de hoy, nos habla de la molestia de Dios con nosotros, cuando sentimos satisfacción de ver mal a otros. ¿En que momento has deseado el mal para otras personas? Los leo en los comentarios. En algún momento de mi vida en la cual me sentí atacado y perseguido por alguien que me hizo mucho daño, tuve luchas en mi corazón y deseé mal para esa persona. Los deseos de venganza y que le vaya mal a quienes nos han destruido y dañado, son sentimientos propios de las luchas carnales de nuestro corazón.

Nunca puede venir de Dios tal pensamiento. Jamás la Biblia nos instruirá en eso. El corazón del Señor es puro y benigno, manso, misericordioso y perdonador. Cuando tengas esas luchas y deseos mal sanos, renuncia inmediatamente a ellos, porque no provienen de Dios. No podemos servir a dos señores. Amaremos a uno y aborreceremos al otro. Tenemos al mejor de los aliados para redargüirnos de justicia, de pecado y de juicio: El hermoso y tierno Espíritu Santo de Dios.

Experimentamos momentos para que podamos empatizar, cooperar, fortalecer relaciones y ser benévolos con los demás. No prestarnos para hacer mal ni burlarnos de la desgracia ajena. Pide perdón al Señor y renuncia en el nombre de Jesús a esos sentimientos negativos. Procura bendecir y pagar con bien cualquier mal que te hayan hecho. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscribete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada.

Bendice a tus amigos y familiares reenviando el link de ésta reflexión. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla

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0 comentarios en “Desgracias ajenas”

  1. Definitivamente si son muchas las veces que he deseado el mal a otros y pido perdón al Señor, sobre todo cuando he visto que le hacen daño a personas que amo o cuando he visto injusticias, pero la verdad que solo podemos llegar a Él para que quite toda rabia, ira, rencor de nuestro corazón y pedir para que el Señor cambie la circunstancias de las personas a quien han hecho daño y los consuele, respalde y levante. Fuerte mensaje, muchas gracias pastor.

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