A Jesús le juzgaban sus detractores haciéndole ver que su poder no provenía del Espíritu Santo, sino del enemigo de nuestras almas: Satanás. Es inconcebible pensar que lo creado tenga más poder que el Creador. Sólo alguien más fuerte, opuesto y mayor que el diablo, puede expulsar un demonio de la vida de una persona. Cuánto más nuestro amado Jesucristo, a través del poder y la acción liberadora del Espíritu Santo, libertará el alma del cautivo. Alguien atado espiritualmente, gira entorno a acciones pecaminosas repetitivas que le cuesta abandonar. Sólo alguien más fuerte necesitará entonces entrar y atar a esa invisible fuerza antagónica, que puede dañar la vida espiritual de quien le abre las puertas a través del pecado. Debemos reconocer que sólo podemos ser libres, a través de la acción del Espíritu Santo.
En éste tiempo se ha derramado el Espíritu Santo sobre toda carne como lo declara la profecía de Joel. Ese poderoso mover traerá liberación al cautivo y sanidades para quien la necesite. El dolor y las cadenas no pueden ser parte de nuestro estilo de vida. Permite que el Señor rompa tus cadenas de cautiverio espiritual y ponga bálsamo en tus emociones. Que seas grandemente sorprendido por ese Jesús, más fuerte que los que se creen fuertes. Toda rodilla se doblará delante de Su Majestad. Reyes y gobernantes de la tierra y todos los demonios tendrán que reconocer que SÓLO JESÚS ES EL SEÑOR, no hay otro. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla
Amén….y recibiréis poder. Desatar lo es la misión con el Espíritu Santo.
Amen Pr. Tremenda lectura Dios le bendiga.