La naturaleza carnal con la que luchamos a diario para que se someta y obedezca, siempre deseará todo lo opuesto a lo que Dios quiere para nosotros. La carne en sí misma es rebelde y está en desacuerdo con la voluntad del Señor. El apóstol Pablo en éste pasaje, nos muestra cómo el mal que conoce y no desea, es al que termina obedeciendo. El bien conocido y que debería de movilizarse a ejecutar, es el que no hace. Todo éste juego de palabras, tiene una fuerte base y es el ejercicio del dominio propio dado por el Espíritu Santo. Sin su ayuda, dificilmente podríamos agradar a Dios. Nos debemos a una relación de intimidad con el Padre, que nació en la cruz del calvario cuando Jesús entregó su vida por nosotros.
Necesitamos entonces fortalecer nuestros filtros de vida espiritual, para no fallarle a Dios. Es tan fácil pensar que podemos hacerlo sólos y no es cierto. Sin comunión con el Señor, no hay temor ni sensibilidad a la dulce voz del Espíritu Santo. Deja pasar hambre a tu carne cuantas veces sea necesario para que crezcas en tu vida espiritual. Mientras vivamos en éste cuerpo terrenal y de muerte, llegarán malos pensamientos como dardos de fuego del maligno para hacernos caer. Toda la carga auditiva, visual y sensitiva nos infunde información tentadora que espera de ti una respuesta. Párate firme como buen soldado de la fe y haz resistencia con el escudo de la misma, para que ningún dardo del Diablo te queme y destruya tú fe.
Renuncia hoy a todo deseo de la carne que te obligue a desobedecer a Dios. Recibe que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos y feliz inicio de semana.
Pr. José Ángel Castilla
Amen! Le pido a Dios que me de fortaleza para sostener una relación con Él de tal forma que no me permita caer.