Unidad y acuerdo

Donde no hay acuerdos, nada prospera ni avanza. Por eso la escritura nos enseña que una casa dividida nunca prosperará. Una familia sin cabeza visible que ponga orden y modele autoridad, es un cuerpo que no sabe hacia dónde dirigirse. La alegría del apóstol Pablo en el siguiente pasaje, era el poder que existe en el acuerdo. También, estando preso, insta a los filipenses a que no dejaran de amarse y trabajaran en ese mismo espíritu de unidad, hacia un mismo propósito.

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Cuántas organizaciones fracasan por falta de unidad y acuerdo. Cada miembro quiere algo distinto. El afán de crecer, de salir avante con las ideas y sueños particulares, les hace olvidar de los intereses colectivos. Que tu casa sea gobernada bajo el temor del Señor. Que tus hijos te honren hasta tu vejez, porque eso fue lo que te vieron hacer a ti con tus padres. Esa es mejor manera de enseñar: Dar ejemplo.

Hay una gran responsabilidad de dejar un legado de amor, temor y servicio al Señor a las generaciones que nos sucederán. Imparte sabiduría a tus hijos y nietos, pídele a Dios con fe, todo lo que necesitas y no dudes ni un instante en lo que Él puede hacer contigo.

Creo que todo padre se siente feliz de ver a sus hijos crecer, haciendo lo correcto. Ponte de acuerdo en familia y recuerda las cosas importantes que no deben faltar nunca: Respeto, amor y perdón entre sus miembros. Alégrate y bendice el hogar, la esposa, los hijos y nietos que Dios te entregó.

Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscribete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comenta y comparte con otros amigos y familiares el link de este post. Abrazo fraterno.

Pr. José Ángel Castilla

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