Lo más cerca que he estado de un león es a través de un vidrio de seguridad en un zoológico. Es el más alto de todos los felinos. Sus colmillos pueden llegar a medir 3 pulgadas. Un León puede durar 20 horas reposando. ¿Cuántas horas al día reposas tu?
Este gran y hermoso felino no caza, porque se calienta cuando corre y su melena le impide visualizar bien a su presa. Por esa razón quienes cazan son las leonas. ¿Sabias esto?
La Palabra del Señor nos habla de que a los leones jóvenes y fuertes a veces pueden pasar hambre. Pero a todos aquellos que confiamos en el Señor no tendremos carencia o necesidad de nada porque el es nuestra provisión y en el momento difícil, seco, árido como cuando el pueblo de Dios caminó en el desierto, nunca hubo hambre porque Su providencia se manifestó.
Siempre he pensado que un hijo de Dios no es un mendigo de nadie, porque tenemos al dueño del oro y de la plata de este mundo como Padre. Dios puede darte todo lo que necesitas, confía y teme a El. ¡Ese es nuestro Dios!
Los hombres más ricos del mundo son:
- Jeff Bezos (USD 142.000M)
- Bill Gates (USD 95.800M)
- Warren Buffett (USD 84.900M)
Todos tres norteamericanos. Si sumaramos su fortuna, la cifra no cabría en nuestras calculadoras. Son multimillonarios bajo la óptica de los hombres que a veces sólo medimos cifras económicas. Puedes pensar que Dios es infinitamente rico, mucho más que ellos en todo tipo de riqueza. Lo más hermoso de todo, es que ¡El es tu Padre!
Porque entonces nos sentimos tan cargados pensando en lo que vamos a comer, si en esta temporada las cosas van a escasear, a comprar cosas de más o concluyendo que esta temporada será de sequía. Mi Biblia dice que en la aridez del desierto Dios suplió. Que nuestra mente limitada no nos lleve a pecar dudando de lo que puede hacer Dios.
Graba en tu corazón todos los días de esta cuarentena: ¡DIOS es mi proveedor y soy rico porque lo tengo a El! Pido al Señor que lo creas y veas lo sobrenatural de su mano dándote todo lo que necesitas conforme a sus riquezas en Gloria. Recuerda que Dios no ha terminado contigo.
Abrazo fraterno.
Pr. José Ángel Castilla