Por favor, ¡Sáname!

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Jesús tiene el poder frente a toda adversidad, llamada escasez, opresión espiritual, enfermedades físicas o emocionales y aún a la derrotada muerte, la cual al tercer día, tuvo que soltar sus llaves al quedar debilitada frente a la resurrección de Cristo de entre los muertos. Hay enfermedades que son producto de la somatización de nuestras emociones. Allí nuestras defensas se bajan al estar estresados, ansiosos o aún muy preocupados. Decisiones equivocadas de no perdonar y vivir en resentimiento, tarde que temprano, también nos llevan a enfermar. Ten cuidado de tu corazón (emociones), porque la Biblia nos demanda que lo guardemos sobre toda otra cosa guardada. El pasaje Bíblico de hoy, nos relata el instante en que Jesús entra a la casa de Simón y encuentra a su suegra MUY ENFERMA. Donde quiera que el Señor llega, transforma cualquier condición por muy extrema y adversa que sea, en favorable y en bendición para nosotros sus hijos.

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Deja que el Señor visite tu cuerpo, tu mente y tus emociones. Toca esa parte que te duele AHORA, reprende ese dolor y declara SALUD en el nombre de Jesús. La enfermedad se somete y doblega ante el poder y la autoridad de Cristo. La súplica para el Señor en medio de esa visita en casa de Simón no se hizo esperar: \”Por favor, Sánala\”, esa era la petición de todos. La suegra de Simón se puso en pie de inmediato y quedando completamente sana, se puso a preparar comida para los asistentes. Increíble que una persona que estaba delicada de salud, ahora estaba sirviendo a los demás. Aquí resalto la gratitud del corazón de una mujer que al recibir su milagro, no se quedó quieta. Levántate tú también en gratitud para con Jesús y que la copa de tu corazón rebose en amor y servicio.


A veces veo cómo personas sólo se acercan al Señor para recibir un milagro, pero son desagradecidos para con Dios y con los demás. Se quejan demasiado, nunca agradecen los favores recibidos y sólo esperan a que otros llenen sus manos, pero no dan nada de lo que han recibido. Jesús nos enseña que hay más alegría en dar que en recibir. Cuanta alegría habría en el corazón de la suegra de Simón, que corrió a cocinar y atender a todos los que minutos atrás clamaban por su sanidad. Entrega lo mejor de tu corazón y tu disposición para el Señor y su obra, sin quejas ni esperando que las condiciones sean perfectas para hacerlo. Recuerda que Dios no ha terminado contigo y hay un milagro de sanidad esperando por ti. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de esta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos y feliz inicio de semana.

Pr. José Ángel Castilla

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