Todos los días libramos batallas mentales. La manera en que pensamos, determina la forma en que nos sentimos. De la forma en cómo sentimos, se determina la forma en la que actuamos. Para cambiar nuestra forma de actuar, necesitaremos primero cambiar nuestra forma de pensar. Además, si quieres cambiar la forma en que sientes, debes empezar cambiando tu forma de pensar. En la vida cotidiana desarrollamos hábitos que terminamos convirtiendo en parte de nuestra cultura y cotidianidad. Qué hermoso y desafiante sería que nos diéramos a la tarea de PENSAR LO BUENO de la gente a nuestro alrededor. No sólo dejarnos llevar por prejuicios y situaciones del pasado. PENSAR mal es actuar mal. Somos el producto de lo que pensamos. La batalla contra las cosas que decimos nos desagradan de nosotros mismos, comienzan en tu mente. Si quieres cambiar algo en tu comportamiento o en tus emociones, necesitas primero cambiando nuestras actitudes y forma de pensar.
La renovación de la mente está relacionada con nuestro “arrepentimiento”. El cual no se relaciona con el comportamiento, sino con PENSAR DE MANERA DIFERENTE. El arrepentimiento es también, un giro mental. Cambiar la forma en la que pensamos, afectará nuestras emociones y de paso la forma en la que nos comportamos. Revisa todo aquello que influencia tu vida: Redes sociales, amistades, ambiente laboral, familia, etc. Pregúntate si la Palabra de Dios no te ha sido suficiente respuesta de cambio en la manera como piensas. Renuncia a pensamientos negativos y contrarios a lo que dice la Palabra de Dios. Cada pensamiento que se oponga y se rebele a lo que nos dice el Señor en la Biblia, debe ser llevado cautivo a la obediencia a Jesucristo. Propónte en éste día, pensar en algo bueno de una situación de la que maldijiste y pensaste mal y procura reparar a quien dañaste.
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Pr. José Ángel Castilla
Excelente reflexión, nuestra principal batalla está en nuestra mente. Por tanto, pensar de manera diferente es un ejercicio que se requiere fortalecer cada uno de nuestros días.