Piensa en las personas más poderosas y ricas de la tierra, a la luz de los ojos de los hombres. Algunas son jeques, reyes, presidentes de naciones, famosos de la TV, deportistas, etcétera. Por muy admirados en logros, fama y dinero, ninguno se podría comparar en poder, a Cristo Jesús. El lugar de honor al que el Padre elevó al Hijo, es único e incomparable.
El nombre de Jesús es único y está por encima de todo nombre. Y lo más importante de todo, es que ese nombre, tiene la autoridad frente al mundo espiritual. Los demonios, principados y potestades se someten a esa autoridad y no pueden operar en nuestra contra, a menos que el Señor les entregue el poder para poder hacerlo. El mundo espiritual de maldad es limitado.
El dolor, la enfermedad, la ruina, las maldiciones, el diablo mismo y su maquinación infernal en contra de los hijos del Señor, se arrodillan ante la autoridad que tiene ese nombre de Jesús. Por eso nuestras oraciones deben cerrar con ese nombre. Siempre pedir al Padre, en el nombre de Cristo Jesús.
Así que la autoridad del nombre del Señor, tiene poder en los cielos, en la tierra y aún debajo de ella. Somos hijos de Dios y como tales escogidos para propósitos santos desde antes de la fundación del mundo. Caminemos alineados a eso, buscando agradar a Dios y procurando reconocerle en todos nuestros caminos.
Si el andar de tu vida, se torna pesado, pedregoso y difícil, alli tienes la alianza con el Espíritu Santo y también la autoridad de ese nombre. Frente a lo que sea que necesites ahora, solo pide en el nombre de Jesús. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscribete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comenta y comparte con otros amigos y familiares.
Abrazo fraterno.
José Ángel Castilla
Amen hermano, en su nombre hay poder.
Amen solo el es rey de reyes y señor de señores