Algo que le pido a menudo al Señor, es que me llene de sabiduría. Cuando me he enfrentado a gigantes emocionales, espirituales, financieros, pruebas y momentos difíciles, ha sido mi oración creciente la que clama por ser lleno de sabiduría divina. No es lo mismo librar batallas espirituales en nuestras fuerzas, que con la sabiduría y el respaldo de Dios. En medio de una prueba, necesitamos más de la sabiduría que de conocimiento. Éste último podemos decir que es información en bruto, pero la sabiduría divina sabe como usar ése conocimiento para transformar lo difícil en fácil, lo imposible en posible y al estar frente a dos opciones, podamos tomar la mejor decisión sobre cuál de las dos es la mejor y conveniente. La sabiduría debemos pedirla a Dios y él la dará en abundancia. Nunca despreciará nuestra petición sino que será una oración favorable y agradable delante de Dios.
El Señor nunca reprochará o se resentirá con nosotros, cuando le pedimos sabiduría. Debemos animarnos y motivarnos a pedirla siempre con fe. No olvides que el Señor tiene sus manos abiertas para bendecirnos y darnos las herramientas que necesitamos. Él es un Dios de manos abiertas no de puños cerrados. Para ser sabios, nuestro punto de partida es la Biblia. La verdadera sabiduría es consistente y congruente con la palabra de Dios. DIOS no se contradice y lo escrito es verdad absoluta para todos aquellos que leemos con fe. Por eso debemos pedir sabiduría con mucha fe. El sabio Salomón en sueños le aparece Dios y le dice que le pida lo que quiera. Su petición fue sabiduría y tanto agradó al Señor su petición, que le añadió riquezas. Te invito a pedir sabiduría en abundancia al Señor. Recuerda que él no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comparte el enlace de éste mensaje con tus amigos y familiares. Abrazo fraterno para todos y feliz inicio de semana.
Pr. José Ángel Castilla
Así es, reconozco que hoy más que nunca necesito sabiduría para enfrentar los retos que se me presentan a diario. Dios mío te pido de esa sabiduría que me ofreces en Santiago 1;5.