Huir de Dios

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El Señor permite que un gran pez contenga en su vientre por tres días, al profeta Jonás, para que medite sobre su desobediencia y falta de sensibilidad al deseo de Dios, de tener compasión y misericordia de una ciudad pecadora. Algunos creen que esto nunca pasó, pero si la Biblia lo registra, no debe caber duda sobre lo ocurrido. Sea que haya sido un pez eventual que Dios puso allí en el mar o era una especie que habitaba en ese lugar, lo creemos, porque Dios no miente y siempre es fiel a Su Palabra.

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Dios le pide a Jonás que se levante y pregone salvación y arrepentimiento a una ciudad cuyo pecado se había acrecentado delante del Señor. Esta instrucción no fue tenida en cuenta por el profeta y lo que hace es \”huir de Dios\”, zarpando hacia otra ciudad. Paga el boleto en una embarcación, que lo llevaría a un destino distinto al que Dios le había ordenado que fuera. ¿Cuántas veces hemos sido desobedientes y hemos tomado barcos equivocados y opuestos a la instrucción divina? ¿A dónde podemos huir del Dios que todo lo creó y que conoce cada rincón de nuestros escondites?

La rebeldía, las terquedades, el orgullo, el razonar y cuestionarlo todo, nos puede llevar a huir de cumplir el sueño de Dios. El Señor nos habla de ir a Nínive, pero nosotros nos enfocamos en huir a Tarsis. Nadie puede cuestionar a Dios y sus designios. Reflexiona sobre tus \”huidas\” o escapes en tu barco, que te llevará al \”puerto de la comodidad\” y llegues a la isla del: “Hago lo que se me dé la gana\”. Ten cuidado de no seguir a tu corazón, porque es engañoso más que todas las cosas. No hay peor consejero que un corazón dolido y orgulloso. No seamos presa fácil de ningún pecado. Levanta desde el vientre de ese pez llamado prueba o circunstancia, que te tragó para que medites y levantes una oración a Jehová tú Dios y reconoce tus faltas. Jehová es suficiente escucha tu clamor de fe y arrepentimiento.

No hay mejor lugar que la presencia de Dios. Presta atenta nota de sus instrucciones y no cambies el destino que el trazó para ti. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla

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