Gente sincera



La sinceridad es una cualidad de todas aquellas personas que NO FINGEN, NO ENGAÑAN Y NO SON HIPÓCRITAS. Alguien sincero, modela honestidad, y cuida que sus palabras no estén cargadas de doble discurso, chismes, falsos halagos y adulaciones con interés oculto. La Palabra de Dios nos enseña y otorga un enorme valor a la sinceridad. De hecho nos insta a que el amor sea sin fingimiento y nuestra fe sea sincera. La Biblia tiene mucho que decir sobre la necesidad de la sinceridad en la adoración. De hecho cuando Jesús conversa con la samaritana, le dice que Dios busca adoradores que adoren al Padre en Espíritu y en verdad. Hubo un hombre mencionado en el libro de los Hechos de los apóstoles, llamado Apolos. Fue alguien muy sincero, muy elocuente pero necesitaba ser formado y preparado con mayor precisión en el mensaje acerca de Jesús, más allá de la enseñanza del bautismo en aguas de Juan. El Señor le envía a Priscila y Aquila para que lo instruyeran y de esa manera pudiera comprender mejor el mensaje del Evangelio. Fue intrépido y se atrevió a predicar la verdad sobre la identidad de Jesucristo. Apolos fue sincero, correcto e integro. Y vaya que hoy necesitamos a hombres sinceros en todas las instancias de la sociedad: Políticos, maestros, esposos, padres, líderes y pastores.

Mi invitación amado lector, es que te rindas al Señor, si por alguna circunstancia, te viste tentado a mentir y pecaste, faltando a la verdad. Si tus actitudes han sido reiterativas en la deshonestidad que tanto desagrada al Señor, renuncia a ese pecado y comprometete a llevar una vida sincera e integra delante de Dios y de la gente. Nunca olvides que Él borra nuestro pasado y nos permite tener un nuevo comienzo, sin fingimientos ni hipocresía. Una persona sincera, también lo será con ella misma y permanentemente, deberá mantenerse firme, para no caer en la trampa de decir mentiras. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Tus comentarios son importantes. Comparte el enlace de ésta reflexión con tus amigos y familiares. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla

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