Necesitamos a un Salvador y un Libertador de nuestras almas. Un poderoso gigante capaz de enfrentar todo principado, potestad y opositor del mundo espiritual de maldad que se interponga en nuestro avance hacia la conquista. Ese es nuestro poderoso Dios. No le teme a nada ni a nadie. No se fatiga con cansancio y su entendimiento no hay quien lo alcance, tal y como lo registra el profeta Isaías.
Luego de Jerson, a Moisés le nace su segundo hijo: Eliezer. Así como el primero le recordaba que en tierra extraña estuvo, pero la mano de Dios le favoreció, ahora con el segundo hijo, recordaba que Dios le había rescatado de la espada de muerte de un faraón cegado de orgullo, soberbia, con un ejército poderoso e intimidante.
Ese es nuestro poderoso Dios. Librando las batallas a favor nuestro, por eso no debemos sentir miedo en este tiempo, a nada ni a nadie. Jetro trajo consigo a su hija y a sus nietos. ¡Qué recompensa emocional para la vida de este guerrero de fe que estaba sirviendo a Dios! y no muy motivado por un pueblo desobediente y desagradecido. Por eso como siervos de Dios tenemos que poner nuestra mirada en las cosas eternas y no las temporales.
Pasa por encima de todo obstáculo y sigue confiando en que la mano de Dios está contigo favoreciendote. El te librará y rescatará de todo mal en todo tiempo. ¿Lo puedes creer?
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Abrazo fraterno.
Pr. José Ángel Castilla
El Señor es quien nos ayuda, nos da las fuerzas para seguir y vencer, en su nombre conquistaremos porque El ya venció. Gracias pastor por compartirnos de las enseñanzas que Dios coloca en su corazón, muchas bendiciones y que Dios lo siga usando para ser un transmisor de su Palabra.