CANSADO DE LO MISMO

¿Cuándo fue la última vez que dijiste: ESTOY CANSADO DE LO MISMO? Hoy dedico este artículo a todos los que se han sentido monótonos con lo que están viviendo, sienten la rutina del diario vivir, terminan aburridos de todo y quejumbrosos, caen en la frustración de ver todos sus días iguales y no hayan como cambiar las circunstancias.

Definimos monotonía como la falta de variedad. Realizamos actividades rutinarias que terminan por agotarnos y hasta desanimarnos para iniciar un nuevo día. Es necesario que revises lo que le está faltando a tu vida. ¿CUÁL ES TU REAL FUENTE DE TU PAZ Y DE TU FUERZA? Estos son dos elementos claves para vivir y ambos, los encontramos SOLO EN DIOS. El es la fuente de vida, de paz y de fuerzas, para RENOVAR LO VIEJO Y DESGASTADO, FORTALECER LO CANSADO Y PACIFICAR LO PERTURBADO.

La pandemia ha dejado a muchos en ansiedad, con insomnio y hasta estresados más que antes. Evalúa la inversión de tiempo que tomas para preocuparte más de la cuenta y pensar en cómo resolver los problemas que tienes. Necesitamos establecer prioridades y dedicar tiempo para descansar cada noche, compartir tiempo en familia, balancear el tiempo de trabajo, tareas domésticas, tiempo de esparcimiento, volver a la iglesia presencial y tiempo para orar, meditar la escritura y adorar a Dios.

Hay un incambiable lugar llamado: LA PRESENCIA DE DIOS, donde podemos sumergirnos a desahogar nuestra penas, poner en orden nuestros pensamientos, beber de Su río y alimentarnos de Su Palabra. Esto es VITAL PARA ROMPER LA MONOTONÍA Y TRAER UN AIRE FRESCO PARA SEGUIR VIVIENDO. Medita en esta promesa del profeta Isaias y recobra fuerzas en Dios. El tiene suficiente agua para SACIAR TU SED y veas un nuevo amanecer, como la gran oportunidad de VER LA GLORIA DE DIOS Y NO VER TODO IGUAL COMO LO VENIAS VIENDO.

Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscribete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Bendice a tus amigos y familiares reenviando el link de ésta reflexión. Deja tu comentario al final. Abrazo fraterno.

Pr. José Ángel Castilla