
La conciencia se define como el conocimiento del bien y del mal, que nos permite juzgar moralmente la realidad y los actos propios. Como creyentes, entendemos que la conciencia es la facultad que Dios nos concedió, para juzgarnos a nosotros mismos de acuerdo a los valores, principios y a la ética. El Espíritu Santo usa nuestra conciencia para hablarnos, ya que ella nos defiende o nos acusa. Hablamos de conciencia limpia, cuando nuestra voluntad se inclina a hacer lo correcto y no se deja llevar ni aún ensuciar por el pecado, de alguna decisión que tomemos, contraria a la moral. Dios espera de nosotros que operemos en la vida, con una conciencia limpia como la que tenían en el jardín del Edén, Adan y Eva. Ambos llevaban una relación y comunión de amor perfecto con Dios y entre ellos. No había segundas intenciones, ni heridas, engaños o mentiras qué esconder porque estaban libres de toda culpa. Después de la caída, todo se derrumbó ocasionando que en nuestras decisiones, se libren grandes batallas con nuestras conciencias.

Cuando tomamos sanas, justas y sabías decisiones, evitamos acciones que generen culpa o remordimiento. Una conciencia limpia nos permite vivir con serenidad y confianza delante del Señor. Los falsos maestros en Éfeso menospreciaron el mantener una limpia conciencia, por tal motivo fallaron en cuanto a la fe. Entraron en un estado de carencia de verdad. Por esa razón, Pablo exhorta a Timoteo a pelear la buena batalla de la fe “guardando la fe y una buena conciencia”. Cuando vengan las tentaciones a nuestras vidas, la conciencia dará su señal de alerta. Si prestas atención y obedeces conforme a la Palabra, tomarás la decisión correcta. Tu conciencia entonces, estará activada, limpia y se fortalecerá, haciendo que nuestras respuestas sean más claras y firmes. Cuando la conciencia se mantiene atada a hábitos pecaminosos no confesados, relaciones afectivas dañadas y no restauradas, grietas en el carácter no tratadas u otras prácticas no dejadas atrás, la culpa y el temor nos dominarán. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla
4 Respuestas
Buenísimo 🫶🏻❤️
Amén.
Cuando abro el navegador y escribo la dirección web de esta página que quiero visitar y presionar la tecla enter, de paso leo estos blog, siempre encuentro un sinfín de respuestas asertivas a mis objeciones; hoy se regresa mi hija para su ciudad de residencia y siento que DIOS a limpiado mi conciencia de toda culpa y ha desarraigado toda raíz de amargura por no contemplar a Diario su crecimiento, no creía que fuese posible concebir una concebir una comunicación Cristocentrica con mi hija a distancia, ahora peleo la buena batalla con mucha mas determinación, e impetuosa inteligencia.
1 Timoteo 6:12-21 Nueva Versión Internacional – Español (NVI) Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos.