Asombro

A Dios no lo calla nadie. Su extraordinario poder se manifestará, aún por encima de la desobediencia de un hombre que no prestó atención a sus instrucciones, de dirigirse a la ciudad donde el Señor le pidió que llevara un mensaje especial. Sólo arrojando al mar a Jonás la tempestad se calmó. Eso sirvió para que los marineros descubrieran cuán poderoso es nuestro Dios. Detrás de todo, hasta salvación recibieron aquellos hombres que le ofrecieron un sacrificio y prometieron servir al Señor. ¡Qué hermoso esto! Hay alegría en los cielos cuando alguien reconoce la necesidad de Dios en su corazón y se convierte. Esa salvación sólo es posible a través de Cristo Jesús.

Eso produce el ver a Dios actuar sobrenaturalmente: ASOMBRO. Por eso titulo la entrada de hoy con ese nombre. El diccionario define asombro como la impresión en el ánimo que alguien o algo causa a una persona, especialmente por alguna cualidad extraordinaria o por ser inesperado. Nuestros corazones se seguirán impresionando, viendo a Dios moverse con poder en nuestras vidas y familias, para sus propósitos. Por eso más allá de lo que a nosotros nos parezca o creamos conveniente, estará su soberana voluntad y misericordia sobre los corazones que se arrepienten y le reconocen. No luches más con hacer las cosas a tu manera, renuncia a la rebeldía y somete tu voluntad al Señor.

Tómate unos minutos para orar por salvación de personas renuentes al evangelio, o que te rechazan cuando les hablas de Dios. Inspírate en la historia de estos hombres que fueron impactados y les asombró el poder de Dios. Asómbrate viendo conversiones en tu familia, sanidades en los corazones y en los cuerpos enfermos. Llénate de asombro al ver la provisión extraordinaria que el Señor pone en tus manos. Reconoce las áreas de desobediencia de tu corazón, depende de Dios y pídele perdón.

Recuerda que el Señor no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla