Los hijos de José: Efraín y Manasés, habían sido formalmente RECIBIDOS en la casa de Jacob como hijos. Ellos nacieron y se criaron en Egipto. Su otro abuelo se llamó POTIFERA y era un sacerdote pagano, que servía al dios sol (Ra). Los hijos mayores de Jacob fueron: Rubén y Simeón, perdieron su estatus y liderazgo debido a sus pecados. Efraín y Manasés entonces, se convirtieron en el reemplazo de éstos dos hijos mayores del patriarca Jacob. En el capítulo 49 del libro de Génesis, encontramos el pecado de Rubén, hijo mayor de Jacob y su respectiva consecuencia. De su tribu, no nace ningún profeta, juez o rey. La inestabilidad e inmoralidad le impidieron sobresalir y ser trascendente. Aún hoy amado lector, Dios continúa buscando lideres estables de un sólo ánimo, que sean vasos de honra en sus manos. El segundo hijo del patriarca se llamó Simeon. Fue alguien iracundo, que debido a su furor y carácter violento, se mataron muchos hombres. La maldición de ésta tribu, fue su dispersión y terminó convirtiéndose en la más débil de todas las demás tribus.
Olvido y fruto fueron los nombres con los que JOSE llamó a sus hijos. Dios le había hecho olvidar su sufrimiento, producto de la maldad de sus hermanos cuando lo vendieron y también en esa tierra de Egipto, Dios le hizo prosperar y fructificar. Tiempo antes de que Jacob muriera, cobra fuerzas y bendice a Efraín y Manasés. Ambos reciben de su abuelo, la BENDICION SACERDOTAL del patriarca. Estos niños, habían escuchado doble enseñanza de mamá y papa. Hubo DIVERSIDAD DE CREENCIAS RELIGIOSAS y culturales, pero JOSE TOMÓ LA INICIATIVA DE CRIAR A SUS HIJOS bajo LOS PRINCIPIOS DE DIOS. Cuidate de la dualidad en el modelo de lo que ven tus hijos y tú familia. Admiro a todos los abuelos, que han trascendido en la formación espiritual de sus nietos. Tus futuras generaciones amado lector, tendrán una nueva identidad. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comparte el enlace de éste mensaje con tus amigos y familiares. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla