Una corriente tóxica

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Hablar mal de los demás o hacer bulling a costa de las debilidades ajenas, es algo de lo que procuro y me esfuerzo de no hacer con nadie, porque además de que desagrada a Dios, el juzgar a otros nos pone en lugar de juez y automáticamente y por princípio Bíblico, nos lleva a ser juzgados y recibir de lo que sembramos también. Aunque los medios de comunicación y redes sociales le dañen la reputación a alguien, sólo para ganar views con una noticia falsa, no debemos hacer lo mismo y no reenviar información que no nos conste y lo peor, no leer a profundidad aquello que viralizamos. El odio vende y hablar mal de otros es atractivo comercialmente. Esta creciente cultura de odio nos empuja a despotricar y creer lo malo con facilidad, pero nosotros como hijos de Dios, estamos llamados a vivir en contra de esta CORRIENTE TÓXICA. Nuestro mundo está acostumbrado a odiar y expresar su furia; PERO SOMOS EXHORTADOS a PERDONAR y extender gracia, reflejando el corazón de Dios.

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Esta es una de las lecciones que más nos confronta, al leer el pasaje de hoy, escrito por el apóstol Pedro como parte de la carta enviada a iglesias odiadas por la sociedad de su tiempo. Eran perseguidas, insultadas y difamadas. Te preguntarás: ¿Cómo debían estas iglesias tratar a las otras personas en respuesta a tanta malignidad? De seguro imaginamos que con furia o acciones de venganza, difamando a otros y burlándose por ser ignorantes de la fe, o creerse superiores a los demás. Nada de eso fue el consejo que Pedro les dio. Sus consejos para ellos y aún nosotros, instan al perdón, incluso a quienes nos tratan mal. Un perdón radical que nuestra sociedad no conoce. Ese perdón genuino, implica bendecir cuando nos insultan y no devolver mal, por todo el mal que nos hagan. Eso es tener misericordia y un espíritu humilde.

Debemos abstenernos de ciertas pasiones carnales que combaten contra el alma. Busquemos mantener especialmente delante de los no creyentes y aún de los recién convertidos, una conducta irreprochable. No ganaremos al mundo para Cristo si nos comportamos igual al mundo. Si otros difaman y despotrican, tú bendice y sé benigno. Si otros odian, tú amas y perdonas. Un cristiano que perdona puede ser un medio para atraer a otros a Cristo. Una iglesia perdonadora, es refrigerio en un mundo que arde de odio y sed de venganza.

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Pr. José Ángel Castilla

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0 comentarios en “Una corriente tóxica”

  1. Maria de Pilar Ramirez Noriega

    Excelente mensaje pastor José Ángel, confieso que no es fácil amar a quienes nos dañan, pero al tener presente como Jesús nos ama sin condición, aún cuando nos equivocamos en nuestro día a día, como no amarlos tal cual como Jesús nos ama!!!

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