Al conjunto de lo que creemos, percibimos, evaluamos y pensamos de nosotros mismos, le llamamos: AUTOESTIMA. Es el valor que nos damos, basado en nuestras propias experiencias, el cual puede ser bajo o alto. Si le preguntas a muchas personas respecto de éste valor, te responderán que tienen una concepción negativa de si mismos. ¿Qué piensas amado lector acerca de esto? ¿Te sientes con una baja o alta estima? Calificarse negativamente trae como consecuencia, una limitación relacional, nos podemos sentir inferiores e incapaces, respecto a las demás personas. Debemos trabajar y ser intencionales en nuestro autoestima, porque tenemos a un Dios fuente de amor, paternidad y afirmación. La Biblia tiene las respuestas a todos nuestros interrogantes. Sí Dios nos ama, nadie podrá igualar en plenitud e intensidad SU AMOR, EL CUAL ES INCOMPARABLE. De niño y adolescente tuve problemas de baja estima y era extremadamente tímido. Me costaba socializar y estaba lleno de temores. En el momento en el que experimenté el AMOR DEL PADRE y comencé a profundizar en las escrituras, entendí que mi vida había sido comprada a precio de sangre y era amado por un Padre celestial que me lo dio todo. El sacrificio por amor en la cruz, es el regalo más bello que hemos podido recibir. Hoy gozamos de una poderosa promesa de salvación y plenitud, que rebosa el corazón de esperanza.
Hablar del ego es definir, la palabra: “yo”, que designa la conciencia del individuo o la capacidad de percibir la realidad. Puede haber una lectura distorsionada para algunas personas, de ésta realidad, que los conduce a un exceso de valoración y estima de si mismos. Es muy peligroso andar por la vida con el ego maltratado, ya que nos hace sentir desalentados y frustrados. Esto genera rabia y miedo si no lo alimentamos o alguien más, nutre ése ego lesionado. Te invito a no defenderte ni hacerte la víctima como mecanismo de supervivencia. Tampoco negar que tienes ése problema que te lleva a sentirte superior a los demás. La Biblia es espejo de la ÚNICA REALIDAD DEL CORAZÓN y nos muestra los errores, para luego superarlos. Pide perdón a Dios, si no te amas a ti mismo y a los demás en la medida correcta. El AMOR de Dios regula nuestro estima y sana el ego dañado con el que quizás crecimos. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog sí deseas recibir notificaciones cada vez que suba un nuevo artículo. Abrazo fraterno para todos y feliz fin de semana.
Pr. José Ángel Castilla
Gracias Pastor. Revelador mensaje.