Todo lo que hacemos con pasión, no necesitamos que nos lo remuneren o agradezcan. Le madrugamos, somos creativos e innovadores, buscamos aprender y conocer más de aquello que despierta esa pasión que nos impulsa en la vida.
Apasionarte por las cosas de Dios no es sinónimo de fanatismo como erróneamente muchos lo critican. Creo que conocer, adorar, intimar con el Dios que te creó y te dió vida y salvación, es lo menos que podemos hacer en retribución a todo lo que de El hemos recibido.
Mientras esa pasión no sea revelada en nuestro corazón, buscaremos a Dios sólo en nuestras urgencias. Hay pasiones correctas y otras que nos llevan a perdición. La pasión define nuestras prioridades. Hay apasionados por el fútbol, por una relación sentimental, por su trabajo, por un hobby, etc. La pregunta es: esa misma intensidad y amor que le tienes a lo que haces, ¿Por qué no le pides a Dios sentirla por El?
Le madrugamos a hacer fila para una película o partido de fútbol pero no para orar por ejemplo. No puede ser que un gol despierte más pasiones en nosotros que el poderoso amor de Dios. En época de torneos o mundiales la gente migra hacia el televisor y se aleja de la iglesia. Y ni que decir la pasión que despiertan ciertos artistas en el corazón de jóvenes. Increíble pero cierto.
Cuando el apóstol tuvo su encuentro que lo transformó en otro, todo lo que en el pasado tenía valor ahora debido al amor de Jesús lo veía poco valioso y basura.
Esa es mí oración de hoy. Que se despierte en ti amado lector la pasión y amor por El. ¡Cada día más! Te bendigo. Comenta y comparte este link con otros.
Abrazo fraterno.
Pr. José Ángel Castilla
Apasionados…locos por Jesús.