La sabiduría que nos imparte el libro de proverbios es poderosa y a la vez, nos da la dirección que necesitamos en la resolución de conflictos, en nuestra vida cotidiana de forma práctica. Cuántas veces nos hemos visto involucrados en pleitos ajenos que terminan robandonos la paz y las personas directamente involucradas en ellos, ni siquiera quieren salir de sus conflictos ni tampoco resolverlos. Muchas veces la toxicidad que algunos manejan, los lleva a acostumbrarse a discutir todo el tiempo y por pequeñeces.
El gran consejo que el sabio Salomón en este proverbio nos entrega, es el de guardar distancia y dosificar el tiempo que le invertimos a los conflictos ajenos. Esas situaciones sin resolver de antaño, ciclos sin cerrar de algunos miembros de la familia y otros de amigos, están a la orden del día. Por eso lo conduntente del consejo del pasaje de hoy es: no entrometerse, porque es como jalar las orejas de un perro, fácilmente podemos terminar mordidos y atacados.
No es de sabios comprar peleas o pleitos de causas sin sentido. Nadie llevará el pecado de nadie dice el Señor y tenemos que evaluar si esos conflictos de otros los han originado sus mismos pecados, sus malas decisiones del pasado, que hoy los lleva a enfrentar las consecuencias de las mismas, en fin. Siempre es oportuno orar por la situación ajena, dar un consejo a la luz de la escritura y no con base en las experiencias negativas vividas o el dolor que nos causaron.
Por mucho que amemos a la familia o a los amigos, no nos vamos a hundir y ahogar en sus océanos. Alumbremos su caminar con nuestro buen testimonio y consejo sabio, pero aprendamos a establecer límites. Sobre todo en personas que pareciera que no quisieran cambiar su vida y les gusta evadir responsabilidades buscando culpables. Dios te guarde no seas tú el verdugo de esas historias de conflicto, sin proponertelo.
Seamos sabios y no necios. Ama, ora y aconseja a quien lo necesite, siempre manteniendo prudencia en la distancia. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Bendice a tus amigos y familiares reenviando el link de ésta reflexión. Deja tu comentario al final. Abrazo fraterno.
Pr. José Ángel Castilla