SEMBRAR CON LAGRIMAS

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Nadie quiere perder nada y si es valioso, lo tratamos de cuidar, ya que costó conseguirlo, con mediano o gran esfuerzo. Extraviar joyas, documentos importantes, genera sentimientos de tristeza, frustración, stress y rabia por la pérdida. ¿Qué has perdido en éste tiempo? Algunos han perdido la paz porque sus deudas no hallan como saldarlas, ya que perdieron su empleo o cerraron sus negocios. La post pandemia elevó la tensión y presión en muchas personas que detonan a veces de mala manera frente a sus seres amados, quienes finalmente no tienen la culpa de nada. El C19 provocó pérdidas humanas que aún hoy, dos años después sus dolientes continúan elaborando duelos u otros ni siquiera lo elaboraron sino que encapsularon su dolor para tratarlo después. Algunos perdieron la alegría, debido a tantos conflictos familiares, de pareja o con sus hijos por su rebeldía y desobediencia. ¿Hacia dónde se te esfumó la paz, porque el desasosiego que experimentas dices que no tiene limites? Los sueños proyectados que proyectaste cumplir al inicio de este año, ¿aún no despegan?

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La vida no termina porque un noviazgo se terminó. Todo continúa aunque te hayan pedido el divorcio, o un ser querido partió a la eternidad. Estos ejemplos son PÉRDIDAS y toda pérdida como las que te describo, demandan que le hagamos un duelo, es decir, que nos despidamos correctamente y cerremos los ciclos de forma adecuada. Un duelo SE HACE LLORANDO, sacando el dolor del alma y no anestesiándolo. Hace ocho años, le entregué al Señor como una ofrenda a la eternidad a mi madre. Luego de orar con fe e intensidad, no sanó del cáncer que padecía. Fue uno de los momentos mas difíciles que he vivido, porque fue aceptar que sólo le quedaban dos meses de vida, luego del diagnóstico terminal que le dieron. Después de su muerte, pude hacer duelo llorando y observando fotografías por una semana, hasta que el dolor salió de mi. Lloré con cada foto que observaba.

Recordé cada momento, como si lo hubiese vivido al instante, el sentimiento de pérdida y de orfandad desapareció porque HOY MIRO AL CIELO Y VEO A DIOS PADRE cuidando de mi y de mis hermanos. Algunos no lloran porque se les endureció el corazón y sencillamente piensan que llorando no se resuelve nada o no se devuelve lo perdido. Es cierto, las lagrimas no devuelven una pérdida, pero es signo de que aunque duela, nuestro cuerpo necesita rechazar ese dolor para no somatizarlo. Llora todas las veces que sientas hacerlo y experimenta la paz del Señor, pero vela que tus lagrimas se las entregues al autor de la vida y luego levántate y continúa. La cosecha de alegría que viene para ti es grande, serán como gritos de alegría los que darás. No todo está perdido, Dios sabe porque permitió que perdieras algo. Ahora no lo entiendes, pero tu creador sabe que es lo mejor para ti y te revelará el por qué. Solo se paciente y espera tu restauración. Arroyos tendrás frente a ti para beber de sus aguas. La tristeza quedó atrás.

Experimenta la alegría de Dios y suelta tu dolor. Solo Dios puede traer plenitud de felicidad al alma. Pídele de su alegría y te la dará en abundancia. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de esta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog.

Abrazo fuerte para todos.

Pr. José Ángel Castilla

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0 comentarios en “SEMBRAR CON LAGRIMAS”

  1. Cuando vivimos anestesiados vivimos en amargura, y hasta nuestro rostro cambia y nos vemos cansados y tristes, solo cuando drenamos todas esas energías con Dios podemos experimentar paz en medio de la tormenta, algunas veces lo he puesto en práctica y es tan liberador ❤️ Excelente perla del cielo

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