Mientras Jesús recibía los ruegos de Jairo, el líder principal de la sinagoga local, para que lo acompañe a su casa, la mujer que padecía de aquella hemorragia por doce años, toca con fe el borde del manto del Señor y recibe automáticamente su sanidad. Este milagro, acontece en el camino hacia la casa de Jairo, ya que su única hija que tenía doce años, se estaba muriendo. Declaraba paz en el corazón de aquella mujer sanada del flujo de sangre, cuando llegó un mensajero de la casa de Jairo y le dice: «Tu hija está muerta. Ya no tiene sentido molestar al Maestro». Al Jesús escuchar lo que había sucedido, le dijo a Jairo: «No tengas miedo. Solo ten fe, y ella será sanada». El Señor no se le sale nada de su control, y si un enfermo de gravedad se llegara a morir, como en el caso de ésta niña, esa muerte también tiene propósito en él. Jesús luego de traer esperanza y paz al corazón de aquel atribulado padre. Finalmente llega a la casa, en donde se encontraban muchas personas llorando y lamentándose. Pero Jesús les dice: «¡Dejen de llorar! La niña no está muerta; solo duerme».
Del llanto y el lamento, las personas pasan a la risa, por lo que Jesús había acabado de decir. Todos los presentes estaban visitando a una familia, cuya hija había muerto y ahora presenciarían el milagro de resurrección de una niña, como resultado de la fe de un padre, que puso toda su esperanza en el Señor. Invita a Jesús al lecho de tu tribulación, falta de paz y desasosiego. Dile a tu corazón moribundo las mismas palabras que Jesucristo le dijo a la hija de Jairo. Declara con autoridad la vida, en donde algo se te salió de control y pereció. El autor de la vida habita dentro de ti él conoce de esas noticias nefastas que quizás has escuchado, en donde sientes que ya ni hay nada que hacer. Es allí donde cobran ánimo las palabras de Jesús y te dicen: NO TENGAS MIEDO, SINO TEN FE AMADO LECTOR.
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Pr. José Ángel Castilla
Amén. No está muerto está vivo mi milagro!