La acción de preocuparse, nos lleva a ocuparnos por anticipado, en eventos y situaciones que aún no han ocurrido. Llenamos la mente de ansiedad y el stress nos termina afectando la salud física, mental y espiritual. El apóstol Pablo desde una cárcel romana, en lo más recóndito e inmundo de la celda en la que estaba recluido, nos invita a no preocuparnos por nada. Desde ese horrendo y putrefacto lugar, que quedaba cerca de las cloacas de la ciudad, nos extiende una invitación a orar y darle gracias a Dios por todo. He aquí dos grandes consejos, que espero puedas practicar en tu vida cotidiana querido lector. La próxima vez que te pre-ocupes, vas a cambiar esa acción por oración. Busca ese lugar secreto donde espiritualmente puedas fortalecerte. En lugar de distraerte y pre-ocuparte en la espera, mirando a través de una ventana y esperando a que las cosas pasen solas, las vas a cambiar tú mismo, a través del poder que Dios nos entregó, clamando y orando con fe. El apóstol Santiago nos insta a que la oración eficaz de los justos puede mucho.
Muchas cosas pueden cambiar hoy, si te atreves a creer. El segundo poder y consejo que leo en este pasaje para ser libres de la preocupación, es el acción de gracias. Dale gracias a Dios por todo. Por lo bueno, lo malo, lo incomprensible, lo difícil, lo limitado, lo que tienes y lo que aún no te ha llegado. Por todo levántate cada día y dale gracias a Dios. Él ha sido bueno, real y justo. Suelta cargas temores y preocupaciones. Cada vez que oramos, llenamos nuestra mente de expectativa y fe, en que lo sobrenatural de Dios, será visible en nosotros en el nombre de Jesús. Las cadenas de la cárcel donde te sientes mentalmente recluido, se volverán frágiles como papel. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación a tu correo electrónico, cada vez que suba una nueva entrada. Si te bendijo éste articulo, compártelo con otros. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla
Gracias Dios eres fiel
Amen. Gracias Dios por regalarnos las armas para seguir adelante en este mundo.