HIJOS DEL DUEÑO DE TODO

Todo lo valioso de éste mundo codiciable a los ojos de los amantes del dinero, le pertenece primero a Dios. El es la fuente de todas las riquezas porque él mismo es quien afirma, ser el dueño del oro y de la plata. El pasaje de hoy amado lector, por medio del profeta Hageo, el Señor nos recuerda esa proclamación salida de su boca y que inspiró al profeta para registrarlo en éste libro. Era una ocasión muy importante para el pueblo de Judá, porque había regresado luego de 70 años de exilio en Babilonia. Ahora estaban en libertad y tenían la oportunidad de regresar a Jerusalén para reconstruir el templo. Cuando el rey Nabucodonosor conquistó el Reino de Judá e invadió Jerusalén, destruyó el templo que había construido el rey Salomón. Ahora, el remanente del cautiverio, tenía en sus manos la tarea de restaurar un templo en ruinas.

En aquellos días de crisis, el pueblo ya no gozaba de la condición favorable de otros tiempos. Los días de éxito y gloria que habían vivido en la prosperidad de David y Salomón, habían quedado atrás. Esa inestabilidad en la economía, la escasez de recursos, las oposiciones y luchas internas y externas para reconstruir el templo y el desánimo en el pueblo, fueron graves obstáculos para terminar la obra. Es allí cuando Dios levanta a hombres como Hageo y Zacarías para animar al pueblo e instarlo al arrepentimiento. El Señor respondería a la fidelidad y obediencia de su pueblo, derramando bendiciones sobre Israel. Por eso les dice: MIO ES EL ORO Y LA PLATA. Esta promesa la tomo de forma tan personal, diciéndome el Señor que no me desanime y que siga creyendo, porque ÉL LO PROVEERÁ TODO, PORQUE EL ES EL DUEÑO DE TODO.


Si nuestro padre celestial es el dueño, somos ricos por el hecho de ser sus hijos. Tan sólo pide con fe amado lector y sigue reconstruyendo tus sueños inconclusos por falta de fe. Ten presente que los recursos vendrán. Prepárate para recibirlos DE SUS MANOS A TUS MANOS. No saques a Dios de la ecuación de tu vida, Un pueblo sin recursos terminó un templo en ruinas, porque Dios se involucró en la restauración. Déjate sorprender, porque Dios no ha terminado contigo y está involucrado en restaurarte en todo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. No olvides confirmar la suscripción cuando te llegue el correo electrónico. Deja tu comentario al final del blog y comparte éste enlace con alguien que necesite leerlo. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla

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