Los atrios del templo eran ese espacio abierto y público para que cualquier persona pudiera llegar y acceder hasta el interior del edificio. Normalmente precedía a una fachada porticada. David el salmista, describía las moradas del Señor con mucha dulzura y ternura exaltando esa belleza que sólo puede ser el estar en la hermosa presencia del Señor. No hay otro lugar que se le pueda comparar, a ese especial momento. Por eso lo describía de forma tan especial y romántica, como cuando un par de enamorados desean verse. No hay mejor descripción que esta. Un hombre enamorado de Dios, que pudo conocer en la soledad, en la desesperación y la angustia. Muchos de los momentos difíciles y descritos en las composiciones de los himnos que le dedicó al Señor, están contenidos en los salmos.
Esos anhelos debemos tenerlos también nosotros. Es difícil sostener una relación, si no se está enamorado de la persona con la que uno está. El amor es el combustible de la relación. Si no amamos a Dios, no desearemos nunca estar en su presencia y adorarle. Sólo lo veremos con el interés de ver la manera de recibir beneficios. Dios nos conoce mejor que nadie y sabe si nuestra entrega es falsa. Jesús le decía a la samaritana que el Padre, estaba buscando verdaderos adoradores que le adoren en Espíritu y verdad.
Existen entonces falsos adoradores y buscadores del Señor, sólo para obtener beneficios casi siempre materiales. Cuando amamos, hay entrega, reciprocidad y queda a un lado el egoísmo. El Padre nos amó primero y dio a su hijo unigénito, allí hay un hermoso ejemplo de un amor que lo entrega todo. Su sacrificio jamás podrá ser igualado. Seamos como esas aves que construyen sus nidos cerca de los altares del Señor. Su instinto las lleva a sentirse seguras y protegidas, ellas y sus polluelos. Ten hoy tu fe como esas aves a las que cuida el Señor.
¡Nosotros valemos mucho más que ellas! Inspírate en éste pasaje y cómo el salmista amaba a Dios y la forma cómo lo describía. Enamorarte del Señor es una buena petición para éste día. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla