En mis años de servir al Señor he oído varias veces la frase: Ora por mí, a ti te escucha Dios más que a mi y tú estás más cerquita de El. Muchas de las veces quien me pide oración no sabe orar y no tiene un buen hábito para hacerlo, le falta fe y duda que su oración sea efectiva.
Siempre será más fácil que alguien haga lo que te corresponde hacer a ti. Si entendiéramos el poder que existe en la oración buscaríamos la forma de aprender a hacerlo correctamente y orariamos de forma natural y más frecuentemente.
Dedico esta entrada a todo aquel que lucha con el hábito de orar y aún no sabe hacerlo. Jesús nos dejó el maravilloso legado de orar para conectarnos con el Padre. Los discípulos veían orar a Jesús a solas y sintieron deseo de aprender, por eso le dicen al Señor que les enseñe. Allí está la clave: Ora como Jesús lo hacía. A veces lo hacía de noche y otras veces de día. Pídele a Jesús que te enseñe cómo y cuándo hacerlo.
¿Cómo oraba Jesús?
A. De rodillas o postrado:
Esta fue una de las oraciones más difíciles de hacer para el Señor. Pedia hacer la Voluntad del Padre instantes previos a su entrega y muerte. Se postró, rindió y pidió que le quitaran la copa de sufrimiento. Muchos piden que le sea quitada de enfrente esa copa pero rara vez le piden a Dios que se haga Su voluntad. Aunque bebamos el contenido de una copa de sufrimiento, ésta es preferible a caminar fuera de la voluntad del Señor.
B. Mirando al cielo.
No hay lugar mas inspirador y tranquilizante que ver al cielo. Jesús levantó su mirada y glorificó al Padre.
Sea cualquiera que sea la situación que afrontes, póstrate a Dios clamando por el milagro que esperas y mira hacia arriba. Verás la Gloria de Dios y del cielo vendrá tu respuesta. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscribete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comenta y comparte con otros amigos y familiares el link de este mensaje. Escribeme desde que lugar del mundo me lees. No olvides marcar un me gusta si te bendijo este artículo.
Feliz fin de semana. Abrazo fraterno.
Pr. José Ángel Castilla
Amén hay que tener fe cuando oramos y la convicción de que el padre nos escucha