El profeta Elias ungió a Elíseo, y éste ungió a tres reyes. Como sobrevivientes en Dios, tenemos propósito en Él. Dios usa gente ordinaria para hacer cosas extraordinarias.
Con la ayuda de Dios derribaremos muros. Dios te tomará para romper la maldición de tu familia. La intención del corazón del Señor para este tiempo, es que tengamos padres e hijos espirituales. Dios es un Dios generaciones. Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob de David. Esto no termina ni comienza contigo. La unción es transferible de generación en generación.
En una carrera de relevo, el que lleva el testimonio debe pasárselo a su compañero. Como creyentes estamos en la pista, porque Dios nos metió en ella. Somos corredores de carrera y de batalla. Toma el paso de Cristo.
Elíseo siguió a Elias voluntariamente, hasta que recibió la doble porción.
Un manto no se roba, se hereda. En Gilgal, lugar de corrección hubo promoción. Donde Dios te trata, alli te levantará. La corrección hace ver las cosas diferentes.
¿Por qué somos corregidos? Porque Dios tiene urgencia con nosotros. En Betel, lugar donde Jacob recostó su cabeza sobre una piedra. Esa roca representa la Palabra de Dios. Esa roca es Cristo. Recuestate sobre el Señor. Jacob echó aceite sobre esa piedra. Eso significa honra. La generación que se está levantando, Dios les entregará una doble porción. para aquellos que buscan al Señor. En Jericó somos confrontados y en el Río Jordán morimos. Ese lugar es símbolo de proceso por donde todos los hijos de Dios debemos pasar. Muere a tu pasado, tu pecado, tu fracaso y errores de ayer.
Ayudemos a otros, a cruzar ese Jordán en seco. La unción está sobre nosotros. Elias se fue raptado en un torbellino de fuego de parte de Dios para que no conociera la muerte y Elíseo le clamó que le diera en herencia su manto. SOMOS SOBREVIVIENTES DE UNA DOBLE PORCIÓN. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final. Abrazo fraterno y feliz fin de semana.
Pr. José Ángel Castilla