El objetivo fundamental en el que se centra y gira nuestra vida, no puede ser la consecución de cosas materiales y sólo ver en Dios, el medio para conseguirlas. Más de 160 versículos de escritura nos enseñan la forma en la que el Señor puede proveernos. Quizás algunos busquen ser prósperos sólo en el aspecto material y centren la fuente de la felicidad y de bienestar allí, pero la vida personal, emocional y espiritual la tienen árida y vacía. A la luz de la escritura eso no es prosperidad, porque separados de Dios NO SOMOS NADA. El Señor es el mejor y más grande padre que podamos tener. Él nunca nos daría aquello que podría hacernos daño. Por eso algunos se frustran, se desmotivan y hasta abandonan los caminos de Dios cuando piden cosas materiales y llegan al Señor con su lista de “caprichos”. Dios es el Dios de lo imposible. NO ES QUE NO PUEDA NI SEA INCAPAZ DE CONCEDERNOS ALGO. Pero si esa petición no nos conviene, no esperes que te la conceda.
Si la buscas en tus propias fuerzas, atente a las consecuencias de tu obsesión y terquedad, pero no culpes a Dios. La intención en el corazón del Señor, es la de ayudarnos a desarrollar una imagen como la de Cristo Jesús. Su anhelo tampoco es, que lo veamos sólo como una fuente celestial de posesiones materiales. El adquirir cosas, no es el objetivo fundamental de ésta vida. Dios distingue entre nuestras necesidades y lo que queremos, porque Él sabe que donde esté nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón. Él quiere que sepamos que el recorrido por éste mundo, es transitório y lo que necesitamos es: Cambiar nuestro enfoque respecto a la vida eterna, mientras que vivamos. Dios se preocupa como todo buen padre, por nuestro: espíritu, alma y cuerpo. Así como Su carácter es infinito, también lo son, las formas en las que puede proveernos, mucho más allá de lo que podemos, pedir o entender.
Confiemos en su bondad, dirección y cuidado pastoral, para hacer más por nosotros, de lo que jamás podríamos lograr por nuestros propios medios. Dios provee un camino para que podamos desarrollar una relación íntima, familiar y de obediencia con Él, para que un día podamos decir: “nada me falta”, así como lo expresaba el salmista David. El Padre conoce nuestras necesidades y desea que confíes plenamente, en que Él suplirá en cada una de nuestras necesidades de la vida diaria. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla
Excelente reflexión