Los labios de una mujer inmoral, son tan dulces como la miel y su boca es más suave que el aceite. Pero al final, ella resulta ser tan amarga como el veneno y tan peligrosa como una espada de dos filos.
Así describe Salomón la tentación sexual, que lleva al hombre a caer atrapado, en las cuerdas del adulterio. Esos labios extraños los encuentras en tu lugar de trabajo, cerca de donde vives y aún en las esposas y esposos de tus conocidos. Es tan fuerte ésta atadura espiritual, que su consecuencia limita nuestro caminar con Dios. Es altamente adictiva y se lleva por delante a nuestras familias.
Todo aquel que quiere agradar a Dios, debe cuidarse de la tentación sexual. Deleite a los ojos, vemos en todas partes y hay quienes han caído, en momentos detonantes de su vida, por conflictos matrimoniales, deudas, un mal día laboral o frustraciones diversas. En éste capítulo de proverbios, Salomón describe las terribles consecuencias del pecado del adulterio. Este artículo busca que reflexiones y fortalezcas tú relación con el Señor y con la persona con la que te casaste un día. Te hiciste cordón de tres dobleces con ella.
Un doblez eres tú, el otro es tu esposa (o) y el otro es el Señor. Él ve con claridad lo que haces, examina tus sendas y su Palabra advierte siempre, a transitar por el buen camino. El adulterio es un pecado, que lleva a la ruina moral, física y espiritual. Trae vergüenza, descrédito y no es un buen ejemplo para la sociedad, aunque en algunos contextos sociales machistas, así se vea y se practique.
Es un pecado reprobado por la escritura. Ella nos insta a beber el agua de una sola fuente y no practicar la promiscuidad. Si me leés y estás casado, dale gracias a Dios por la esposa (o) que Dios te regaló. Trabajen en común por las áreas débiles de la relación y busca cumplir, el pacto de fidelidad que un día le hiciste, delante del Señor. Ten en cuenta que tus actos, son referentes para tus hijos. Les dejas huellas espirituales que seguirán y pecados como éste, abrirán puertas a maldiciones generacionales.
Jesús nos enseña que el adulterio inicia, cuando observamos a alguien y lo deseamos. No se refiere únicamente al acto sexual consumado. Si eres soltero, espera en Dios, no te afanes y guárdate de no caer en las pasiones del desenfreno sexual de la fornicación. Guárdate puro y si aún no aparece la persona idónea para ennoviarte y casarte, le debes fidelidad a Dios. Espera en el tiempo perfecto por quien llegará, como propósito Divino para ti. Mientras tanto no te amargues, Dios te será suficiente.
Cuídate de no caer enredado, en las cuerdas (ataduras sexuales) de los pecados de fornicación y adulterio. Bástate la gracia del Señor, para sostenerte y avanzar en sus caminos. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscribete a este blog y recibirás notificación, cada vez que suba una nueva entrada. Si te gustó el artículo de hoy, dale me gusta, deja tu comentario al final y comparte con otros amigos y familiares el link de este mensaje. Escríbeme desde que lugar del mundo me lees.
Abrazo fraterno.
Pr. José Ángel Castilla
Qué el Diós ETERNO te bendiga hoy mañana y siempre… dándote sabiduría ciencia e inteligencia..para seguir estudiando y escuchando tus sabios consejos…desde Lima Perú.unabrazo a distancia