Amar a la gente difícil

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El amor es el primero de la lista del fruto del Espíritu Santo, descrito por el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas. Tenemos a un Dios de amor, que se especializa en amar a lo vil y menospreciado. Por eso la manifestación de amor más grande, fue dada en la persona de su hijo Jesucristo, al ser entregado como sacrificio de amor por nuestros pecados. Por eso en el Sermón del monte, el Señor nos enseña acerca del amor por aquellos no fáciles de amar. Creo que todos en todos los contextos en los que nos desenvolvemos, encontraremos a personas difíciles de amar. Ya sea por la toxicidad de sus corazones producto de la falta de perdón, que les hace vivir una vida amarga que contamina a su entorno. Hay otros personajes tóxicos poco fáciles de amar también, y son aquellos que les gusta criticar y pareciera como si les doliera vernos progresar y estar bien.

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El consejo de Jesús es amarlos a todos, no solamente a los fáciles de amar, que también en el caminar de la vida los tendremos. Son esas personas que no quisiéramos que se fueran nunca de nuestras vidas. Piensa en ellos y no los dejes ir de tú vida, porque son un regalo del cielo. La única manera de poder desarrollar el fruto del amor, es que el Señor nos haga amar y tenerle paciencia a esas personas difíciles. Cuando las tenemos cerca, necesitamos respirar profundo, ser pacientes, humildes y permitir que nuestras palabras puedan ser lo más blandas y suaves que encontremos. No hagamos con ellas, lo mismo que ellas hacen con nosotros. Si son ásperas, respondamos con amabilidad, si buscan abusar de nuestra confianza, coloquemos límites de buena manera y dosifiquemos el tiempo que invertimos en ellos.

La tarea de hacer el bien en un mundo quebrado, que cada vez pareciera como si su búsqueda de Dios fuera más lejana y fría. No es una tarea fácil, pero tampoco es un imposible, porque gozamos de la ayuda del Espíritu Santo. Pidamos hoy esa dosis extra y especial del amor, la ternura y la paciencia para modelar a Cristo frente a la gente difícil de amar. El Señor te coloque en el corazón el poder tener un acto de cuidado y servicio para con ellos. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Deja tu comentario al final del blog. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla

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0 comentarios en “Amar a la gente difícil”

  1. Nadie dijo que seguir a Jesús sería fácil, amar a los que son difíciles es luchar con nuestra naturaleza para alcanzar la estatura de Cristo y todo por amor a Él

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