El diligente y esforzado, tarde que temprano será exaltado y verá el fruto de su labor. Quien no cuide, trabaje y emprenda, siempre abandonará lo que tiene y trasladará su responsabilidad a los demás. Creo profundamente y me esfuerzo en practicar el valor de la responsabilidad frente a los compromisos que asumo. El pasaje de hoy nos muestra el descuido en el campo y la viña de un hombre perezoso. El letargo, la procrastinación y el abandono, llevan a no prosperar nunca.
Por esto las espinas y la hierba cubren el terreno del hombre descrito en el pasaje de hoy de proverbios. Reflexiona entonces en los descuidos que tienes en tu vida, por falta de diligencia. Revisa si tus linderos están en ruinas por falta de límites y de carácter. Mira en dónde necesitas levantarte y asumir tu posición de autoridad frente a responsabilidades que antes asumias.
El letargo y la pereza son espirituales, nos llevan a no hacer nada, porque mañana es mejor que ahora. Renuncia a ese argumento en el nombre de Jesús. Vuelve a tu terreno descuidado y abandonado y comienza a limpiarlo y a embellecerlo. Cuando te sientas atacado por ese espíritu de abandono, piensa en Jesús. Me ministra cuando nos dice que él trabaja porque el Padre trabaja también.
El Espíritu Santo ahora te guiará para que identifiques esas áreas de abandono. Su trabajo es guiarnos y mostrarnos toda la verdad, que a veces no vemos y que nos cuesta reconocer. No te justifiques para que puedas crecer. Que no nos falte buen juicio y cordura en nuestras decisiones diarias. Que todo el mundo reconozca que te preocupas por mantener un viñedo hermoso y productivo.
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Pr. José Ángel Castilla
Muy sabia la palabra, Dios nos ha llamado para ser esforzados y valientes.