A la defensiva

Estar a la defensiva es una actitud de autoprotección, previendo un aparente peligro de alguien que nos pueda dañar. Es un mecanismo que utilizamos, cuando nos sentimos atacados y por ende queremos defendernos. Quien adopta ese rol, coloca su cuerpo en alerta y su lenguaje corporal, indica tensión, rigidez y actitud de defensa. Todos hemos vivido momentos en los que adoptamos una actitud defensiva. Las frustraciones, las malas noticias que recibimos, rupturas sentimentales, la hostilidad y la velocidad con la que los demás llevan su vida, las injusticias y el proteger erróneamente a los seres que amamos, rompimiento de relaciones, situaciones laborales o injusticias, nos hacen que respondamos agresivamente y nos coloquen en posición defensiva, listos para atacar. No es lo mismo un momento en el que el volcán de tu corazón haga una erupción ocasional a que permanentemente, esté botando lava. Estar a la defensiva, no puede ser un estilo de vida, ni convertirse en nuestra manera de ser.

Vivir a la defensiva, nos coloca una barrera invisible y por más que intenten conectar con nosotros, la barrera está puesta y la comunicación interrumpida. La gente que está a la defensiva, la terminan evitando para evitar discusiones sin sentido. Quizás a tu alrededor has puesto barreras invisibles a alguien que por muy empático que haya sido, no le funcionó la estrategia debido a tu rechazo para con él.
Aprendamos de nuestro Señor Jesucristo. Pudo tener todos los motivos para estar a la defensiva con sus detractores, pero su actitud fue noble y mansa porque encomendaba su causa a quien podia juzgar con justicia. Necesitamos sacar el dolor y el enojo del corazón, para no estar con los guantes de boxeo, puestos con el fin de pegar y ganar peleas. Vencer no significa golpear y ofender. Rindete delante del Señor y permite que tu corazón se mantenga sano y con una buena actitud.


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Pr. José Ángel Castilla

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2 comentarios en “A la defensiva”

  1. Dios le siga bendiciendo grandemente pastor José Ángel. Ud tiene toda la razón, cuando adoptamos esa postura del boxeador tirando un Jack ó a punto de tirarlo, lo más probable es que nos quedemos solos, quién quiere vivir o interactuar con los agresivos? Ninguno.

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