Depender del Señor es saber que aunque hagamos previsión de los eventos futuros, no tendremos por mucho que lo planeemos a la perfección, control absoluto de nuestro mañana. Siempre necesitaremos preguntar al Señor cada paso que debamos dar, viviendo un día a la vez. Cada día traerá sus propios afanes dice Jesús. Planea, ora y depende de Dios. Mañana no sabes lo que el día traerá, por eso necesitamos rendirnos al autor de nuestro futuro y fuente de toda sabiduría.
La arrogancia es un pecado con el que luchamos y no podemos permitir que encuentre nido en nuestro corazón. Jactarnos es ser tan vanidosos, que presumimos y hacemos alarde de todas nuestras cualidades. Esto muestra la profunda inseguridad que tenemos y una mendiga forma de reclamar el reconocimiento de los demás. ¡Cuídate de esto! Dios te ha reconocido como suyo, vales porque él puso un tesoro dentro de ti, pero eres una vasija de barro.
Cuida tú corazón, sobre todas las demás cosas guardadas enseña Salomón, el autor del libro de proverbios. Permitir que otros nos alaben es mejor que provocar nosotros mismos ser alabados y reconocidos. Los hombres por mucho que nos esforcemos en alabar y reconocer la buena labor que los demás han realizado, nos quedamos cortos.
Por ello la motivación para realizar nuestro trabajo debe ser siempre el Señor. El nos exaltará cuando llegare el tiempo. Así que renuncia hoy a la vanagloria, la alabanza desmedida de la gente que termina por contaminar tu corazón. No esperes reconocimiento si tu motivación es el Señor. Cuando la exaltación llegue, dale Gloria a Dios y también gracias, a los instrumentos que el Señor utiliza para honrarte.
No te mereces nada. Todo es por Su gracia. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba una nueva entrada. Bendice a tus amigos y familiares reenviando el link de este mensaje. Deja tus comentarios al final. Abrazo fraterno para todos.
Pr. José Ángel Castilla