¡Quédense quietos!

Una de las cosas más difíciles de desarrollar en el ser humano es la quietud. Los eventos que nos acontecen, el esperar a otras personas, que nos lleguen noticias de algo favorable, tales como respuestas a nuestras oraciones, o un clamor elevado al Padre, demandará de nuestros corazones ser ejercitados en la paciencia. La incertidumbre frente a las decisiones políticas de nuestros gobernantes, la situación económica, el desempleo, la inflación y la ansiedad que muchos padecen, los lleva al borde de la desesperación. Los problemas y las cosas que afrontamos que sentimos se nos salieron de control, nos deben enseñar tremendas lecciones, acerca del saber esperar y aguardar, sobre todo si somos acelerados o impacientes. La espera es parte de nuestra cotidiana relación, con un Dios de amor invisible a los ojos físicos, pero real con los ojos de la fe.

Este Salmo nos habla de quietud, de ver a Dios exaltado, honrado y presente a la necesidad de sus hijos. También muestra a un Dios que nos reviste de su fuerza. Una de las cosas más hermosas que podemos experimentar los hijos de Dios, es rendirnos delante de su presencia. Nuestro invisible Dios se hace manifiesto en donde tu estés y lo invoques. Él es real y rendirnos, implica reconocer cuán pequeños somos, delante del que todo lo puede y para el cual, todas las cosas son posibles. Hoy es un buen día para rendirnos delante del Señor y entregarle cargas, temores e incertidumbres. Si has recibido noticias negativas de salud de algún familiar, algún negocio no se te dá, te enganchaste sentimentalmente a alguien, vives conflictos familiares y estás en amargura permanente por falta de perdón, es el mejor momento para que te postres delante de su presencia.


En la quietud y en el reposo está la renovación de nuestras fuerzas. Recuerda que Dios te ama y no ha terminado contigo. Suscríbete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Reenvía el enlace de ésta reflexión a tus amigos y familiares. Abrazo fraterno para todos.

Pr. José Ángel Castilla

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3 comentarios en “¡Quédense quietos!”

  1. En realidad antes de toda esta situación que tomo al mundo por sorpresa. Hacia mi parte por tener un tiempo a solas con Dios. Pues como muchos he pasado por muchas aflicciones en la vida. Pero cuando uno está quieto, cómo en estos tiempos que vivimos que hay tiempo para muchas cosas. Dios obra a su voluntad y tiempo. Y pude entender que todo lo que pasó y pasa es por nuestra falta de buscar fervientemente de El y darle de nuestro tiempo, tiempo de calidad. El más que nadie se lo merece. Tengo una frase que comparto que dice: Dios es bueno en todo momento Dios es bueno. Pastor Angel, de corazón gracias por su aporte y que toda la gloria sea para Dios.

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