El apóstol Santiago nos describe en el pasaje de hoy, acerca de las contiendas y pleitos que suceden en medio de los cristianos. Si la Palabra de Dios nos registra éste tipo de situaciones, aunque sintamos que no nos acontecen, debemos estar alerta a ellas. Las pasiones y pleitos tienen raíz en la lucha contra nuestra carne. Esta es una guerra interna y espiritual entre lo correcto y lo incorrecto, lo santo y lo profano, lo puro y lo sucio. ¿Por qué hemos de desear el mal para alguien?, ¿Por qué tenemos que envidiar lo que los demás tienen? Si en nosotros habita el mismo Espiritu que en los demás creyentes, ¿Por qué hay tantas diferencias, pleitos y guerras? El apóstol aquí se muestra molesto por el espíritu egoísta y de amargura de los pleitos entre los hermanos de la fe. Las pasiones exacerbadas y sin control espiritual, llevan a conflictos seguros en nuestra familia biológica y también en la de la fe. La codicia, el deseo desenfrenado de poseer, la ira y la ansiedad nos desbordan en el intento de agredir y hacer un daño físico a los demás. Todas éstas son malas motivaciones del corazón, que deben ser tratadas.
Nuestra ira muestra esa frustración interior de un corazón herido que no ha sanado ni ha sido tratado. Santiago alarma con éstas motivaciones erradas que nos llevan a hacer lo que sea por conseguír lo deseado. No lo pedimos a Dios, luchamos en nuestra carne y nuestras propias fuerzas para obtenerlo. Renuncia a toda amargura de corazón y toda forma de odio. La razón de éstos deseos destructivos es la falta de búsqueda de Dios en el momento de necesidad. No pedimos y si lo hacemos, pedimos con una mala motivación. Gastar en nuestros deleites y no en nuestras prioridades, nos semeja a la historia del hijo pródigo. Toda la herencia la malgastó cuando se apartó de la cobertura de su padre. En su independencia se dejó llevar por sus destructivos deseos y lo perdió todo. El propósito de la oración no es persuadir a Dios, para que conceda nuestros caprichos y malas motivaciones. Orar tiene como propósito: ALINEAR NUESTRA VOLUNTAD CON LA DE DIOS. Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscríbete a éste blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comparte el enlace de éste mensaje con tus amigos y familiares. Abrazo fraterno para todos y feliz inicio de semana.
Pr. José Ángel Castilla
Amén bendiciones excelente reflexión.