El Señor despojado de toda posición y título, haciéndose semejante a nosotros nos dejó el más hermoso legado de humildad y amor para imitar. Por ello, estamos llamados a vivir una vida y conciencia limpia. Sin escondidos ni ocultos que carguen el alma y el espíritu. También es importante experimentar la libertad de ser libres de toda culpa por los pecados cometidos, a través del arrepentimiento genuino y de la confesión de los mismos. El Espíritu Santo obra en nosotros y nos muestra cuando las cosas no están bien en nuestro interior.
Recibe el perdón que el Señor nos ofrece. No hay peor cárcel que sentirnos cargados por la falta de perdón y la culpa. Eso enferma y nos mata en todos los sentidos. Ese es el pilar de un hijo de Dios. No diciendo mentiras ni acomodando historias para quedar bien delante de los hombres, pero mal frente a Dios.
La oscuridad es la ausencia de luz y si la luz de Cristo nos alumbra, resplandecemos frente a todos. No es diciendo quiénes somos lo que logra impacto en quienes aún no conocen del Señor, es alumbrando con nuestras palabras y acciones. Muchos predican pero no aplican. No seas igual a ellos. Esfuérzate por agradar a Dios. Hoy es un buen día para pedir al Señor pureza y reconocer los pecados en los que hemos fallado.
Recuerda que Dios no ha terminado contigo. Suscribete a este blog y recibirás notificación cada vez que suba un nuevo artículo. Comenta y comparte con otros amigos y familiares el link de este post. Abrazo fraterno y feliz fin de semana.
Pr. José Ángel Castilla
Gracias excelente mensaje lo bendigo pastor
Qué lindo corresponder a esa posición de Hijos 😄🙏👏